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Estamos a un paso de las fiestas tradicionales, y en nuestra ciudad, ya el sector panadero se anticipa a los que serán las fiestas de fin de año, a los efectos de producir pan dulce, budines, roscas y otras especialidades típicas de las celebraciones.-

Esto conlleva a que propietarios aumenten su producción, contraten más personal zafral y además trabajen en un horario más amplio para satisfacer a sus clientes. Pero dentro del sector, existe enorme preocupación, porque han hecho su aparición elaboraciones clandestinas, que se comercializan por vendedores ambulantes, inclusive en el centro de nuestra ciudad, teniendo en cuenta que esto representa un serio riesgo para la salud de quienes adquieren estos productos, porque no cumplen con las normas de higiene y calidad que se requieren.-

A esta coyuntura se han sumado la venta de productos panificados, elaborados por algunas instituciones religiosas en la ciudad, aparentemente sin ningún tipo de control sanitario y son vendidos por sus feligreses y comercializado en distintos lugares.-

Los comerciantes establecidos desamparados

Por lógica, todo este escenario, genera preocupación entre el comercio establecido en este ramo, porque sus propietarios cumplen con todos los requisitos legales para trabajar, tal como lo exigen las normas, y tienen la sensación que están desprotegidos.  Esta situación narrada genera una competencia desleal, se venden productos a menor precio, lo que atrae a un importante número de consumidores.-

Por supuesto, que desde hace meses los propietarios de panaderías legalmente establecidas, se vienen quejando de la situación, y tienen pensado seguir haciéndolo frente a las autoridades, al sector bromatológico de la Intendencia, para que tomen cartas en el tema, ante la proximidad de las tradicionales fiestas de este fin de año.-

 

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