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Uno de los puntos que más preocupa a la sociedad actual es el de la droga cuyo crecimiento ha sido exponencial. Hace unos años para drogarse había que tener ingresos muy buenos, era como un problema de las élites.

Pero la aparición de la pasta base y la baja del precio en general de este veneno obró de disparador para que todos puedan acceder llevando dolor, muerte, delito a las familias. En Salto el problema está creciendo a pasos agigantados. Hace cinco años se desbarató una organización que en el entorno del Cementerio vendía droga a todo el mundo y que habían "innovado" si es que se puede decir, poniendo al lado de la venta de drogas una especie de consultorio o despacho con sillones donde los muchachos adeptos a esta inmundicia se drogaban ahí mismo. O sea que no tenían ni que llevarse la droga, simplemente compraban y consumían lo que también habla de tener más espacio para vender y dejar consumir.

Venta de drogas y receptación de artículos de robos

Hoy el fenómeno se complejiza con nuevos agregados ya que podemos decir que se suma a la venta y el lugar de consumo el de receptación de artículos robados pues el drogadicto gastó su dinero, el de su familia y empieza a robar lo que venga, puede ser de su propio hogar, puede ser del vecino, de la casa de la abuela, o lo que ve en el camino. Todo sirve. En ese marco un caso claro fue el de una boca de venta de drogas desbaratada el año pasado que tenía además una pieza con licuadoras, microondas, bicicletas, ropa, championes, sillas plegables, algo increíble lo que implica que "todo sirve" para poder seguir consumiendo y en eso va todo, puede ser la misma ropa que llevan puesta.

"Rastrillos" que no miran nada...

Es que a determinado nivel de consumo ya no se piensa en nada, se entrega lo que se tenga, a veces como forma de prenda y luego el consumidor debe conseguir el dinero para poder recuperar eso que entregó, puede ser un artículo del hogar de su propia familia. A veces es lo que logró agarrar en el camino y allí puede ser la ropa del vecino que dejó colgada. Esto es un mal social tremendo pues son especies de "rastrillos" que no miran nada, además están expuestos a enfrentarse a su propia familia; como el caso de una madre que llorando hizo la denuncia y entregó a su propio hijo para protegerlo de la droga y evitar que se llevara la casa puesta que era lo que estaba haciendo.

Cerrar una boca de drogas es bajar delitos del barrio...

Hay que pensar que los vecinos de una venta de drogas además de sufrir esto que genera un movimiento todo el día hay que agregar el robo permanente a todo lo que anda en la vuelta, el ataque a las personas mayores que en algún casos sufren el robo de las compras del día. Pero en su locura el consumidor no mide nada. Simplemente arrasa con todo por eso se sabe que cuando se desarticula una boca de venta se logra no solo achicar el comercio de drogas sino bajar los delitos en un barrio entero que por un tiempo respira. Salto en pocos años comenzó a asomarse a una abismo que nunca había pensado pero que hoy está ahí, presente, delante de todos y haciendo sufrir a miles de familias que ven como sus hijos pierden estudio, trabajo, salud y la vida misma detrás de un veneno que todos conocemos pero no podemos derrotar.

 

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