La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

En la década de 1970, Salto era un lugar vibrante, lleno de vida nocturna y celebraciones. Uno de los puntos más emblemáticos era el Cabaret, conocido popularmente como "las puertas verdes". Este establecimiento se convirtió en un refugio para aquellos que buscaban diversión y entretenimiento. Cada aniversario era una ocasión especial donde personas de diferentes rincones de la ciudad se reunían para bailar,  creando un ambiente festivo que resonaba hasta altas horas de la madrugada. Sin embargo, esta alegría no estaba exenta de problemas. Los vecinos, perturbados por el ruido constante de las fiestas, comenzaron a hacer llamados a la policía para denunciar la contaminación sonora o ruidos molestos.

Los festejos eran tan ruidosos que las quejas se volvieron recurrentes, lo que llevó al comisario a tomar acción. Decidió informar al juez sobre las constantes denuncias, y así se gestó un allanamiento inesperado. Una noche de jueves, cerca de las tres de la madrugada, el juez decidió visitar el Cabaret acompañado por su secretaria y escribiente, quien actualmente está jubilada del juzgado, donde trabajo durante casi cuarenta años.

Armada con una antigua máquina de escribir Olivetti, la escribiente se dirigió al lugar con la esperanza de documentar lo que sucediera. Al llegar, se encontró con una escena sorprendente: una mujer del Cabaret tomó al juez por la cintura mientras uno de los bailarines, ligeramente alcoholizado, exclamaba "¡Llegó el acordeón!", confundiendo la máquina de escribir con un instrumento musical.

La situación rápidamente se tornó caótica. La policía que acompañaba al juez ordenó a los presentes que soltaran al magistrado, declarando que esto era un allanamiento. La reacción fue tan rápida que los asistentes abandonaron el lugar apresuradamente. "Dejaron el pozo", relató la escribiente con una mezcla de sorpresa y alivio, agradecida por no tener que lidiar con los datos y declaraciones de los asistentes.

Este episodio se convirtió en una anécdota memorable en Salto, recordada por muchos como una noche mágica en la que un simple allanamiento se transformó en un evento lleno de risas y sorpresas. La historia refleja no solo la vitalidad de la vida nocturna en esa época, sino también el choque entre el deseo de celebración y las normativas sociales. La escribiente, ahora jubilada, guarda este recuerdo como un testimonio del espíritu festivo que caracterizaba a su ciudad en aquellos años dorados. Hace muchos años es suscriptora de La Prensa y seguramente este articulo le va arrancar una hermosa sonrisa. gracias amiga

Comentarios potenciados por CComment

Ranking

Titulares Diarios

Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte