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Leonardo Vinci, impulsor de la obra, recordó cómo nació este proyecto que cambió la vida de cientos de jóvenes del medio rural. El Hogar Estudiantil de Salto celebra sus 40 años de existencia, marcando un hito en la educación y el desarrollo de los jóvenes del medio rural. Este hogar, que abrió sus puertas en 1985, surgió de la necesidad de brindar oportunidades a niños y adolescentes de zonas alejadas, permitiéndoles continuar sus estudios secundarios en la ciudad.

Leonardo Vinci, uno de los principales impulsores de esta obra, compartió su testimonio en una entrevista con La Prensa Streaming, donde recordó los desafíos, el esfuerzo conjunto de la comunidad y la trascendencia de esta iniciativa. "El tiempo ha mostrado que la visión que tuvimos en aquel momento era acertada", afirmó Vinci. "No solo logramos sostener el hogar durante 40 años, sino que sigue siendo una pieza clave en la educación del departamento".

El contexto de los años 80 y la realidad del medio rural

En la década de 1980, la realidad de las zonas rurales de Salto era muy diferente a la actual. Como explicó Vinci, en muchos pueblos no había electricidad, acceso a la educación secundaria ni medios de comunicación eficientes. "Cuando los niños terminaban la escuela, no tenían otra opción que quedarse en sus casas, sin posibilidades de seguir estudiando. Muchos terminaban trabajando en el campo o, en los casos más tristes, sin un futuro claro", señaló.

A partir de un recorrido por el interior del departamento en 1984, Vinci y su equipo tomaron conciencia de esta situación y se comprometieron a buscar una solución. Fue entonces cuando nació la idea de un hogar estudiantil que albergara a los niños de la campaña, ofreciéndoles no solo un techo, sino un ambiente de estudio y formación.

El apoyo de la comunidad y el gobierno

El proyecto del hogar estudiantil fue presentado ante la Junta Departamental en 1985 y recibió el apoyo unánime de todos los sectores políticos. Vinci recordó cómo el tema fue tratado como una prioridad desde el primer día de trabajo de la nueva administración. "La Junta Departamental asumió el compromiso y, con la colaboración del intendente, logramos que el hogar abriera sus puertas en un tiempo récord", dijo. "En apenas un mes se tomaron todas las medidas necesarias para que esto fuera una realidad".

Para garantizar el éxito del hogar, se conformó una comisión que incluía a docentes, funcionarios municipales y miembros del Ministerio del Interior, ya que la comunicación con las familias rurales era un desafío. "En aquel tiempo, la única forma de informar a la gente del campo sobre la existencia del hogar era a través de las radios y los destacamentos policiales", explicó Vinci.

Un cambio de vida para cientos de jóvenes

Desde su inauguración, el hogar estudiantil ha sido el hogar temporal de cientos de niños y adolescentes que, de otro modo, no habrían tenido acceso a la educación secundaria. "Me he encontrado con personas que pasaron por el hogar y hoy son docentes, inspectores de escuelas o profesionales en distintas áreas. Esas historias son las que nos llenan de orgullo", comentó Vinci.

Uno de los aspectos más destacados del hogar fue la contención que ofreció a los estudiantes. "No se trataba solo de un lugar donde dormir", explicó el impulsor del proyecto. "Era un espacio donde los chicos aprendían a convivir, a desarrollarse y a soñar con un futuro mejor".

El impacto en la educación del departamento

Con el paso de los años, la educación en el interior del país ha cambiado significativamente. Hoy existen más liceos y centros educativos en localidades rurales, lo que ha reducido la necesidad de trasladarse a la ciudad. Sin embargo, el hogar sigue cumpliendo una función clave, especialmente para jóvenes de zonas más alejadas.

"En los primeros años recibíamos estudiantes de toda la campaña, desde Pueblo Fernández hasta Cerros de Vera", recordó Vinci. "Hoy, la mayoría proviene de Belén y Constitución, pero la esencia del hogar sigue siendo la misma".

El modelo del hogar estudiantil sirvió como inspiración para otros proyectos similares en Uruguay. "En aquel entonces, no existía nada igual en el país", señaló. "Montevideo tenía casas de estudiantes para universitarios, pero no para adolescentes de secundaria. Fuimos pioneros en esto".

El reconocimiento y la continuidad del proyecto

A lo largo de estos 40 años, el hogar ha recibido el respaldo de distintas administraciones, sin importar el partido político al mando.

"Nunca hubo un gobierno que cuestionara la existencia del hogar o que intentara cerrarlo", destacó Vinci. "Eso demuestra que fue una obra de todos, un proyecto que trascendió las diferencias políticas y se convirtió en un compromiso de la sociedad".

Como parte de la celebración de este aniversario, la Junta Departamental descubrirá una placa conmemorativa en honor a quienes hicieron posible este proyecto.

"Más allá de los edificios y la infraestructura, el verdadero legado del hogar es la oportunidad que les ha dado a tantas personas", dijo Vinci. "No hay gasto más justificado que el que se destina a la educación y al futuro de nuestra gente".

El desafío de mantener el espíritu de unidad

Uno de los aspectos que Vinci destacó en la entrevista fue la importancia del trabajo conjunto entre los distintos actores de la sociedad.

"En aquel momento, logramos dejar de lado las diferencias y trabajar juntos por algo que era necesario. Ese espíritu de unidad es algo que se ha ido perdiendo con el tiempo, y es fundamental recuperarlo", reflexionó.

Según el ex edil, el Hogar Estudiantil es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando la comunidad se une en torno a un objetivo común. "Si algo podemos aprender de esta historia, es que cuando hay voluntad y compromiso, se pueden hacer grandes cosas".

Se mantuvo en el tiempo

A 40 años de su fundación, el Hogar Estudiantil de Salto sigue siendo un símbolo de inclusión, educación y compromiso social. Lo que comenzó como un proyecto para darle oportunidades a los jóvenes del medio rural, se convirtió en una institución que ha cambiado la vida de cientos de personas.

La historia de este hogar es un recordatorio de que la educación es la mejor inversión que una sociedad puede hacer. Y como bien dijo Leonardo Vinci, "si alguna vez tuvimos el poder de hacer algo, lo hicimos, y hoy podemos mirar atrás con orgullo y tranquilidad".

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