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Gonzalo Casaravilla asumió oficialmente la presidencia de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande con un mensaje claro: dejar atrás las polémicas y recuperar la imagen de una institución clave para Uruguay y Argentina. En su primer contacto con la prensa, no evitó los temas sensibles y enfatizó que su gestión se enfocará en la transparencia, el trabajo técnico y la renovación institucional. En esa oportunidad, fue abordado por periodistas que le realizaron preguntas concretas.

“Me encontré con una Salto Grande dañada”, expresó Casaravilla, aludiendo al desgaste que dejó la anterior administración, marcada por escándalos, una interpelación parlamentaria y la renuncia del presidente anterior. El flamante titular fue enfático al señalar que no se debe utilizar la función pública para fines distintos a los establecidos: “Una comisión técnica es un trabajo técnico, no una cueva de cosas raras”.

Un liderazgo enfocado en lo esencial

Casaravilla dejó en claro que su visión está anclada en la función específica de Salto Grande como represa y sistema de transmisión: “Se trata de operar, mantener y renovar una infraestructura vital para el suministro energético. Punto”. Para ello, aseguró que contará con los técnicos uruguayos y argentinos que han sido parte del desarrollo binacional durante más de cuatro décadas.

La gestión buscará corregir no solo los errores recientes, sino también revalorizar los 45 años de historia que, según señaló, han sido en gran parte ejemplares: “Una represa que funcionó bien durante décadas no puede verse opacada por los actos de unos pocos”.

¿Presente en Salto o en Montevideo?

Consultado sobre su base operativa, Casaravilla indicó que estará presente frecuentemente en Salto, pero también deberá atender compromisos en Buenos Aires y Montevideo, dada la naturaleza binacional del proyecto y las múltiples instancias de coordinación política y técnica que su rol exige. “No puedo estar fijo en un solo lugar. La gestión exige presencia en todos los niveles, desde lo local hasta lo internacional”, explicó.

Transparencia presupuestal y procesos competitivos

En cuanto al presupuesto, sostuvo que solicitará “lo razonable”, en función de objetivos concretos y planificados. “Hay que hacer las cuentas bien, ni pedir de más ni de menos”, dijo, destacando la importancia de una administración equilibrada. Sobre las designaciones y contrataciones —uno de los puntos más cuestionados en el pasado— fue contundente: “Todo será analizado técnicamente. Si se requiere personal, se hará a través de procesos competitivos”. Aclaró que quienes ingresaron por mecanismos políticos o discrecionales no serán automáticamente apartados, pero sí evaluados. “No vamos a perseguir a nadie ni estigmatizar a los trabajadores. Hay que recuperar la confianza, también para ellos. Si cumplen y compiten, tendrán las mismas oportunidades que cualquiera”, aseguró.

Una gestión con foco humano

El nuevo presidente también se refirió al impacto humano de los últimos años. Reconoció que dentro de Salto Grande hay funcionarios “cansados” y situaciones que generaron malestar, incluyendo denuncias de acoso. “Esas cosas no vienen al caso ahora, pero hay que entender que Salto Grande no es igual al resto del Estado uruguayo ni argentino: es binacional, y eso implica un tipo de justicia y reglas propias”, sostuvo.

Asimismo, resaltó la importancia de restaurar una cultura organizacional basada en el mérito, como sucedió durante años bajo gobiernos que impulsaron el ingreso por concurso. Según explicó, este esquema se revirtió en los últimos años y ahora es necesario recuperarlo.

Salarios y estructura: diagnóstico en proceso

En relación a los salarios —otro de los temas sensibles— Casaravilla fue cauto: “Aún no tengo un panorama completo. Sé que los niveles en el área profesional están algo por encima del promedio nacional, pero no hay grandes diferencias”. Pidió tiempo para estudiar el tema en profundidad y prometió que, en un par de meses, podrá responder con mayor claridad. “Hace pocas horas que soy presidente. Conozco el sistema, pero necesito revisar la información concreta”, comentó.

Un nuevo capítulo para Salto Grande

Gonzalo Casaravilla llega con la promesa de devolverle el prestigio técnico y ético a Salto Grande. Su enfoque, centrado en el trabajo binacional, la transparencia y el profesionalismo, marca una clara ruptura con las prácticas recientes que afectaron la imagen del organismo. “Vamos a trabajar, no hay otra”, dijo, en lo que puede leerse como una declaración de principios. De su capacidad para generar consensos, ordenar la casa y liderar con criterio técnico dependerá el éxito de este nuevo capítulo en la historia de una represa que ha sido, por décadas, símbolo de cooperación energética en el Río Uruguay.

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