La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

Una experiencia transformadora para jóvenes salteños en el mayor festival de la tradición criolla del país

Con la pasión encendida por el folclore y el orgullo de haber dejado una huella en uno de los escenarios más importantes de la cultura uruguaya, la profesora Cecilia Lanzieri, junto a Emiliano Piantkoski, compartieron en una entrevista en el streaming de La Prensa, emociones y aprendizajes de su reciente participación en Patria Gaucha, el emblemático festival celebrado en Tacuarembó.

Transitando Huellas, no solo fue seleccionada en un exigente proceso de selección nacional, sino que además regresó con el 2° premio en la categoría de cuadros escénicos y un reconocimiento al mejor bailarín, otorgado al joven Facundo Osorio. Pero más allá de los galardones, lo que relataron Cecilia y Emiliano fue una historia de esfuerzo colectivo, amor por la danza y el profundo impacto que tuvo esta experiencia en los jóvenes que acompañaron.

Desde Salto a Tacuarembó, la ruta hacia el festival

La travesía comenzó a fines de 2023, cuando se abrió la convocatoria para participar en el festival, una de las fiestas más representativas de la tradición criolla en Uruguay. “Era un desafío enorme, teníamos que enviar un video para postular”, explicó Cecilia, quien, lejos de acobardarse, se volcó de lleno junto a su equipo a perfeccionar el cuadro que venían trabajando hacía más de un año.

Durante los meses de verano, el grupo intensificó los ensayos, a pesar de contar con tiempos limitados. “Ensayábamos solo dos veces por semana, una hora cada día. Muchos de los chicos también tenían otras actividades, otros trabajos”. Aun así, lograron presentar una propuesta sólida, fresca, y con identidad propia.

Lo distintivo fue la elección del repertorio musical: en lugar de recurrir a clásicos del cancionero tradicional, optaron por composiciones de artistas contemporáneos uruguayos, como Catherine Vergnes, Lucía Aramburo, Anita Valiente y Carlos Malo. “Queríamos mostrar que la cultura folclórica sigue viva, que se renueva, y que hay nuevos creadores con cosas poderosas que decir”.

Emoción y orgullo, la experiencia en el escenario

Ser seleccionados fue ya un gran logro. Pero pisar el escenario en Tacuarembó fue una vivencia inolvidable tanto para los docentes como para los alumnos. “Había mucho nervio en la previa, pero cuando empezó el show, nos entregamos completamente”, contó Emiliano, quien debutaba en este tipo de festival.

El resultado fue una ovación del público y el reconocimiento del jurado. “El segundo premio fue un mimo al alma”, afirmó Cecilia. Pero quizás lo más emocionante fue el premio al mejor bailarín: “Facundo se lo merecía. Es un joven que se ha comprometido con la danza desde niño, y ver su talento valorado en un escenario así fue maravilloso”.

Transformar vidas desde la danza

Ambos docentes coincidieron en que el mayor valor de esta experiencia no estuvo en los premios, sino en lo que generó dentro del grupo: vínculos más fuertes, confianza, autoestima y sentido de pertenencia. “La danza transforma. Lo vemos todo el tiempo: chicos y chicas que llegan tímidos, inseguros, y con el tiempo florecen, se sienten parte de algo más grande”, expresó Cecilia.

Uno de los desafíos más persistentes en las academias es motivar la participación masculina. “Por lo general, hay muchas más niñas. Por eso trabajamos fuerte para atraer a los varones. Incorporamos zapateo, malambo y bombo, que captan muchísimo su atención”, explicó Emiliano. “Cuando vamos a las escuelas con demostraciones, los gurises se quedan mudos mirando el ritmo y la fuerza del bombo. Eso abre la puerta para que se animen a probar”.

Además, trabajan con una mirada inclusiva y accesible: nadie queda fuera por no tener recursos o experiencia previa. “Acá no se trata de ser perfecto. Se trata de aprender, disfrutar y compartir. Muchos vienen sin haber bailado nunca, y a los pocos meses están actuando en festivales”, aseguró Lanzieri.

Un impulso para ir por más

El paso por Patria Gaucha fue también una plataforma para establecer nuevas redes y oportunidades. “Conectamos con otras academias, recibimos muchísima energía positiva de la comunidad de Salto, y nos sentimos con más fuerza que nunca para seguir creciendo”, contaron.

La academia ha representado a Uruguay en festivales internacionales en Argentina y Brasil, y ahora buscan posicionarse con más presencia en los festivales nacionales criollos. “Queremos dejar de depender de selectivos y participar directamente en fiestas y festivales donde se respira tradición”.

Formación con sentido comunitario

La academia Transitando Huellas no solo enseña danza: construye comunidad. Actualmente funciona en el local de Plaza de Deportes, con clases de lunes a viernes entre las 19 y 22 horas. También desarrollan talleres gratuitos en el Espacio Piñeiro, orientados especialmente a centros educativos. “La idea es que las escuelas puedan formar sus propias parejas de danza, y que la tradición se viva desde adentro, no solo como espectadores”, dijo Emiliano. Y Cecilia agregó: “Es una forma de acercar la cultura a los barrios, de sembrar semillitas de identidad en cada rincón”.

Una invitación abierta a soñar bailando

La danza folclórica es un espacio para todos. “No importa tu edad, tu experiencia, tu cuerpo. Todos pueden bailar. Todos tienen una historia para contar a través del movimiento”, afirmó Cecilia, con emoción. Con humildad y pasión, el equipo docente de Transitando Huellas demuestra que los sueños, cuando se trabajan con amor, compromiso y comunidad, no solo se cumplen: se multiplican. Y como bien dice el nombre de su academia, dejan huellas imborrables.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte