Dr. Eduardo Andrade /
“Mi padre luchó por la gente, no por el poder”
“Mi padre fue un ejemplo de honestidad y humanidad”
Mi padre fue una figura muy importante dentro de la política y el periodismo. Han pasado 39 años, pero su ejemplo sigue vivo.
Nos dejó como enseñanza su humanidad, su honestidad y su compromiso con los que más lo necesitaban. Era un hombre fuerte, con carácter, pero profundamente sensible. Nos inculcó hacer el bien y defender causas justas, sin esperar nada a cambio.
“Salto Grande fue su gran sueño”
Desde que nací, en mi casa se hablaba de Salto Grande. Todo giraba en torno a ese proyecto: las reuniones en Buenos Aires, los contactos con el Consejo de Gobierno, los viajes y las charlas con su amigo, el doctor Campos .Formaron un grupo de salteños que dejaron las ideologías de lado para trabajar juntos por el desarrollo del departamento. Recuerdo muy bien la marcha del año 1964 a Montevideo, cuando querían archivar el proyecto por intereses petroleros. Yo tenía apenas diez años, pero fui con él. Fue una caravana interminable. Mi padre decía que Salto Grande no era solo una obra de ingeniería, sino una obra de esperanza para el norte del país.
“Usaba la palabra como herramienta de cambio”
Aunque no era periodista profesional, tenía una facilidad increíble para expresarse. Trabajó en Radio Cultural junto a su amigo Ramón Vinci, con quien hacía programas y escribía notas para el Heraldo Salteño. Inclusive durante la dictadura, nunca dejó de comunicarse con la gente. Creía que la palabra tenía poder para cambiar la realidad. Por eso, usaba la radio como una herramienta de encuentro y de esperanza.
“Antes la política unía”
Antes la política integraba, unía, aunque se pensara distinto. Hoy, lamentablemente, está muy degradada. Hay políticos que no merecen estar donde están, porque no defienden la humanidad ni el bien común. Mi padre decía que la política debía servir para unir, no para dividir.
Hoy veo un panorama desastroso, con dirigentes que se atacan entre ellos, que piensan más en el poder que en la gente. Y eso duele, porque se perdió el respeto y la sensibilidad que caracterizaban a los grandes de antes.
“Frugoni y mi padre fueron echados por pensar distinto”
Junto al doctor Emilio Frugoni fue uno de los fundadores del movimiento socialista en Salto. Los dos fueron expulsados del Partido Socialista cuando decidieron apartarse del marxismo leninista y abrazar una visión más humanista, más cercana a la gente. Ellos creían que lo importante era ayudar a los humildes, no los discursos teóricos. Y te voy a decir algo que siempre me dolió: hasta hoy ni el Partido Socialista ni el Frente Amplio le han hecho un verdadero homenaje a Frugoni, que fue un hombre enorme para la izquierda uruguaya. Eso es una deuda histórica. Tanto Frugoni como mi padre fueron pioneros que dieron su vida por un ideal sin pedir nada a cambio.
“Justicia social y humanismo, sus banderas eternas”
Dos palabras: justicia social y humanismo. Eso fue lo que nos dejó. Pensar en los demás, actuar con sentido común, no creerse dueño de la verdad, y no comprometerse con corporaciones ni intereses personales. Ese es el legado más grande de mi padre.
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