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El abogado Ignacio Suparo expresó su preocupación por el proyecto de ley de eutanasia que se discute en el Parlamento uruguayo. Considera que esta propuesta es peligrosa, inconstitucional y que atenta contra valores fundamentales de la sociedad. Para él, aprobarla sería dar un paso grave hacia la deshumanización.

Suparo explicó que en Uruguay existe un gran déficit en cuidados paliativos, que son los tratamientos destinados a aliviar el dolor y el sufrimiento en enfermedades graves o terminales. “La persona que sufre no quiere morir, quiere dejar de sufrir. Cuando los cuidados paliativos están bien implementados, eliminan casi todo el dolor”, afirmó. Según él, el problema no es la falta de solución médica, sino la falta de inversión y compromiso en ofrecerla.

Garantía mínimas

También criticó que el proyecto carece de garantías mínimas. No exige control judicial, como sí ocurre para declarar a alguien incapaz. No pide que la familia participe en la decisión y deja todo en manos de dos médicos y dos testigos, que incluso pueden desconocer al paciente. Tampoco obliga a que se prueben antes los cuidados paliativos, ni prevé una comisión de bioética imparcial que supervise el proceso.

"Pendiente resbaladiza"

Para Suparo, la experiencia internacional demuestra que aprobar la eutanasia abre una “pendiente resbaladiza”: comienza como algo excepcional, pero luego se amplía a personas con depresión, enfermedades mentales, ancianos en soledad e incluso menores de edad. Esto, dijo, rompe el vínculo de confianza entre médico y paciente, y transforma al profesional de la salud en alguien que da muerte en lugar de preservar la vida.

Cambio en el papel del médico

El abogado considera que la eutanasia no es un tratamiento ni un acto médico, sino un cambio profundo en el papel del médico y en la visión de la sociedad sobre la vida. “No existe el derecho a matar, ni a convertir a otro en matador. El verdadero debate es si vamos a permitir que quienes juraron proteger la vida pasen a ponerle fin”, advirtió.

Demanda de agenda externa

Suparo alertó que este tipo de leyes no aparecen por una demanda urgente de la sociedad, sino por agendas externas que buscan reducir la población y disminuir costos en salud. “La defensa de la vida es absoluta. Una vez que la relativizamos, empezamos a perder nuestra humanidad”, concluyó.

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