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El tránsito en Salto siempre genera debate. No es un tema nuevo, pero sí cada vez más urgente, porque toca la vida cotidiana de miles de personas. La edición del pasado sábado del Diario La Prensa reflejó diferentes opiniones sobre los lomos de burro, sobresaltos o reductores de velocidad y otras medidas aplicadas en el departamento. En las plataformas digitales, los comentarios fueron numerosos y dejaron en claro que la discusión está instalada.

Sin embargo, este debate no puede limitarse a críticas aisladas. Hay que ir más allá, analizar la situación y pensar en soluciones definitivas. Cuando hablamos de rutas nacionales, sabemos que la competencia es del Gobierno Nacional. Pero en ciertos puntos de nuestra ciudad, como la zona de acceso por ruta 3, nos encontramos en una frontera difusa entre lo departamental y lo nacional. Allí es donde los problemas se sienten con más fuerza.

Ingresos a la ciudad...

Un ejemplo claro lo vemos al llegar desde el sur o desde el lado de Termas del Daymán, antes de la rotonda de Cuatro Bocas. Allí, la cartelería genera más dudas que certezas. Existen dos ingresos a Salto: uno es la avenida Javier de Viana y el otro la avenida Wilson Ferreira Aldunate, vías habituales hacia la zona del Shopping o zona este de la ciudad. En el caso de los ómnibus interdepartamentales, la indicación es girar por la avenida Reyles, pero apenas unos metros más adelante aparece otro cartel que prohíbe girar a la izquierda. La confusión es inevitable.

Bypass de la ruta 3

Lo paradójico es que muchos conductores, ante la falta de claridad, no respetan esa señalización. Y lo hacen con la certeza de que, a tan solo 50 metros, para ingresar a una estación de servicio sí se puede girar a a izquierda. Lo mismo ocurre si se continúa por el bypass de la ruta 3, donde a la altura de las avenidas Concordia o Pascual Harriague está permitido el giro.

No alcanza con reductores...

Esto muestra una contradicción que debe resolverse. La seguridad vial requiere normas claras, carteles coherentes y, sobre todo, planificación. No alcanza con colocar reductores de velocidad o señales aisladas. Hace falta un plan integral que combine a la Intendencia y al Ministerio de Transporte, porque solo con coordinación institucional podremos dar respuestas efectivas.

Reflejo de la sociedad



El tránsito es un reflejo de la sociedad: donde hay orden, hay seguridad; donde hay contradicciones, reina la improvisación. Salto necesita avanzar hacia soluciones claras y definitivas, que respeten a los conductores, protejan a los peatones y permitan un desarrollo armónico de la ciudad.

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