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Julio Zednicek, representante de la Cámara de Transportistas del Uruguay, habló sobre la preocupación que genera la implementación de los llamados bitrenes y tritrenes. Estas tipologías de camiones, mucho más largos y pesados que los actuales, fueron pensadas inicialmente para el traslado de carga de la empresa UPM. “Estamos hablando de camiones de hasta 30 metros de largo, con más ejes y mucha más carga. El problema es que nuestras rutas no están preparadas para recibirlos. En Uruguay tenemos vías de ida y vuelta, no autopistas de dos carriles como en otros países. Cuando se cruzan dos camiones de este porte, la situación se vuelve peligrosa”, señaló. Además, explicó que el tránsito de estas unidades deteriora las rutas y los puentes, lo que ya obligó a gastar más de 2.000 millones de dólares en infraestructura. “Ese dinero lo paga Juan Pueblo, no UPM. Y mientras tanto, el pequeño transportista sigue sin apoyo real”, remarcó.

El impacto en el trabajo y la economía

Uno de los puntos más sensibles es el empleo. Zednicek advirtió que la introducción de estas unidades reduciría a la mitad la cantidad de camiones necesarios. “Hoy hay unos 15 a 18 mil camiones trabajando. Si se habilitan los bitrenes, esa cifra bajaría a 7 mil. Cada camión genera entre 12 y 15 puestos de trabajo. Estamos hablando de más de 100 mil empleos en riesgo”, explicó.

A su vez, aseguró que el supuesto beneficio de bajar un 30% el precio del flete es insostenible: “Ya estamos trabajando a precio de pollo. El pequeño y mediano transportista apenas logra cubrir los costos. Muchos terminan perdiendo dinero pero siguen cargando porque un camión parado genera gastos fijos de más de 3.000 dólares al mes”.

Desigualdad y concentración del sector

Para el dirigente, el problema no es solo económico sino también social. “El 90% del transporte uruguayo está en manos de pequeños y medianos empresarios que además trabajan arriba de sus propios camiones. El otro 10%, concentrado en pocas empresas, son los que se benefician con estos cambios. El gobierno tiene que decidir: ¿quiere gobernar para ese 10% o para el 90% de trabajadores?”, cuestionó. Zednicek también puso en duda la justicia de las inversiones: “Si esos 2.000 millones se hubieran destinado al pequeño productor agropecuario y al transportista nacional, el beneficio hubiera sido enorme para el país. Pero se prefirió invertir para una empresa extranjera UPM”.

Un llamado a políticas de transporte reales

El representante de la Cámara de Transportistas insistió en que no se trata de estar en contra de la modernización, sino de aplicar políticas serias. “Queremos que bajen los costos, claro. Pero eso se logra con medidas concretas como bajar el precio del gasoil, reducir cargas sociales o achicar el Estado, no con medidas que dejan a miles de familias en la calle”, subrayó.

Julio Zednicek, hizo un llamado a la unidad: “Si los pequeños y medianos transportistas nos mantenemos juntos, no podrán imponer una tipología que destruye puestos de trabajo y concentra la riqueza. El país necesita equilibrio, no que se favorezca a unos pocos en detrimento de la mayoría”.

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