Carta del lector /
Mujica: el mito fabricado
Con bombos y platillos, se realizará un homenaje a José “Pepe” Mujica en Nueva York, presentándolo como símbolo de libertad y dignidad. Detrás de ese espectáculo se esconde una versión diseñada para vender un mito. Mujica no fue un “prisionero político”, como lo presentan, sino un guerrillero que eligió las armas, el secuestro y la violencia en un país que sufrió las consecuencias de esa estrategia. Tampoco cuando fue gobierno fue ejemplo. No transformó al Uruguay ni instauró un modelo más justo: se limitó a administrar un ciclo favorable de altos precios internacionales, dilapidando recursos y dejando un Estado pesado e ineficiente. En cuanto a democracia, su “coherencia” es dudosa. Mientras en el exterior cultivaba una imagen de referente de libertad, guardo silencio ante las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esa contradicción forma parte de su verdadero legado: resignación a la mediocridad y el maquillaje de la pobreza con discursos de falsa humildad. El homenaje internacional no refleja al pueblo uruguayo, sino una versión manipulada de su historia. La violencia no es heroísmo, y la mentira jamás puede erigirse en ejemplo. Viví los 60
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