Cada 2 de febrero, miles de personas se congregan en playas y costas de Uruguay para rendir homenaje a Iemanjá, la madre de las aguas, en una de las celebraciones religiosas más importantes del país. En una entrevista exclusiva con La Prensa, Pai Jorge de Ogum y Pai Víctor de Iemanjá reflexionaron sobre la historia, el crecimiento y la trascendencia de esta devoción, que ha pasado de ser un rito umbandista a convertirse en un fenómeno cultural que reúne a creyentes.

Una celebración con historia y reconocimiento oficial

Pai Jorge de Ogum recordó que este 2 de febrero se cumplen 25 años de la inauguración del monumento a Iemanjá en Playa Las Cavas, un hito que marcó un antes y un después en la visibilidad de la religiosidad afro en Uruguay. "En aquel entonces hubo un intenso debate sobre si se estaba rompiendo la laicidad al permitir la instalación de una imagen religiosa en un espacio público". Sin embargo, con el tiempo, el reconocimiento institucional de esta celebración se ha fortalecido. En 2022, la Junta Departamental de Salto declaró de interés departamental el 2 de febrero, destacando no solo la importancia de la festividad, sino también el aporte cultural e histórico de la comunidad afrodescendiente al país. "La Junta no dice ‘sean religiosos’ o ‘sean umbandistas’, sino que reconoce la tradición y el legado de estas prácticas en la construcción social del Uruguay", afirmó Pai Jorge.

Salto celebra a Iemanjá en Playa Las Cavas

Este 2 de febrero, Salto se une a la tradicional celebración de Iemanjá en Playa Las Cavas a las 19:00. Devotos y curiosos participarán en ofrendas y rituales en honor a la diosa del mar. Se espera una emotiva jornada.

Iemanjá: Más allá de la religión

Uno de los aspectos más llamativos de la devoción a Iemanjá es su capacidad para atraer a personas de diversas creencias. "Muchos que no son umbandistas igual se sienten identificados con Iemanjá", señaló Pai Jorge. "Ella es la madre de todos los orixás, la protectora del mar y de las aguas. Su figura trasciende lo religioso y se convierte en un símbolo de amor, maternidad y conexión con la naturaleza". Este crecimiento en la popularidad de la festividad también se ha visto impulsado por las redes sociales y la difusión de información sobre las religiones de matriz afro. "Durante la pandemia, muchos espacios religiosos comenzaron a utilizar plataformas digitales para compartir sus enseñanzas, y esto ayudó a que más personas conocieran y comprendieran el afroumbandismo", comentó Pai Víctor de Iemanjá.

Un nuevo monumento a Iemanjá en Punta del Este

Uno de los proyectos más recientes en torno a esta devoción es la instalación de un nuevo monumento a Iemanjá en Playa Mansa, Punta del Este. "La comunidad africanista de Maldonado ha estado impulsando esta iniciativa, y la Junta Departamental ya dio su aprobación unánime", explicó Pai Jorge. Ahora, solo resta que el intendente firme el aval definitivo para que la imagen de Iemanjá sea erigida en uno de los balnearios más importantes del mundo. "Esto no es solo un reconocimiento religioso, sino también un acto de visibilidad cultural y social". "Uruguay ha avanzado mucho en términos de tolerancia y respeto hacia las religiones afrodescendientes, pero aún queda camino por recorrer".

Paysandú y Salto: Nuevas imágenes y un movimiento en crecimiento

El crecimiento de la devoción a Iemanjá no se limita a Montevideo y Maldonado. En Paysandú, este 2 de febrero se inaugurará una nueva imagen de la orixá en Playa Park, un logro impulsado por Pai Carlos Doía Timboá, hijo del fallecido Pai Ariel de Oyalaya. "Desde 2009, Pai Ariel luchó por este reconocimiento, y ahora su hijo logró concretarlo con el apoyo de la intendencia y la comunidad religiosa", comentó Pai Víctor. En Salto, la celebración se ha convertido en un evento multitudinario. "Antes, la gente se quedaba en la costanera mirando desde lejos. Hoy, todos bajan al río y participan", dijo Pai Jorge. Además, este año la festividad incorporará nuevas expresiones artísticas. "Vamos a tener exposiciones de pinturas inspiradas en los orixás y una presentación en vivo de la acuarelista Dita Carbone. También sumamos una cuerda de tambores para conectar la fe con la tradición candombera", explicó.

Más que una fiesta: Un mensaje de valores y respeto

Más allá de la música, los bailes y las ofrendas, Pai Jorge destacó que la festividad de Iemanjá es una oportunidad para reflexionar sobre valores fundamentales. "Nuestra religión nos enseña sobre el amor, el respeto y, sobre todo, la tolerancia". "Quienes somos directores espirituales recibimos a las personas sin juzgar su creencia. No preguntamos si alguien comulga en una iglesia o si hace puerta a puerta con su fe. Simplemente escuchamos su necesidad y los acompañamos desde nuestra práctica". Esta actitud de apertura contrasta con ciertas corrientes religiosas que han sido abiertamente intolerantes con las prácticas afrodescendientes. "Hay quienes han intentado desacreditar nuestras tradiciones, pero nosotros seguimos firmes en nuestra fe", dijo Pai Jorge. "El camino es largo, pero espacios como este nos permiten educar y visibilizar".

El agua como símbolo de vida y purificación

El agua es el elemento central en la celebración de Iemanjá. "El agua nos limpia, nos revitaliza y nos conecta con la naturaleza", explicó Pai Víctor. "Cada vez más personas son conscientes de esto y, por eso, en los últimos años se ha trabajado para que las ofrendas no contaminen el río. Ya casi no se ven plásticos ni telgopor, porque entendemos que honrar a Iemanjá también significa cuidar".

Un llamado a la gratitud y la unión

Finalmente, Pai Jorge dejó un mensaje para quienes participen en la celebración de este año. "Más allá de pedir, es importante agradecer. El agradecimiento es la primera conexión con la energía positiva. No importa si estás en Salto, en Paysandú o en cualquier otro lugar. Si hay agua cerca, puedes encender una vela y decir simplemente: ‘Salve Iemanjá’. Porque al final del día, se trata de reconocer la vida, el amor y la protección que nos brinda".