La conexión entre el intestino y el cerebro revoluciona nuestra visión de la salud. En una reciente entrevista, la licenciada en nutrición Débora Sotelo compartió su visión innovadora sobre cómo la salud integral comienza en el intestino. Con un enfoque que combina nutrición, psicología y biología, Sotelo explicó cómo la microbiota intestinal influye en el bienestar físico y emocional, transformando el enfoque tradicional sobre las dietas y la salud.
La salud: ¿Elección o destino?
Débora Sotelo plantea una pregunta que desafía creencias comunes: ¿podemos elegir entre la salud y la enfermedad? Según ella, la respuesta es afirmativa. “La salud depende de cuán íntegra sea la comunicación entre el eje intestino-cerebro”, afirma. Este eje bidireccional regula aspectos clave como el estado de ánimo, la energía y la predisposición a enfermedades. Sotelo argumenta que nuestras decisiones diarias—desde lo que comemos hasta cómo manejamos el estrés—impactan directamente en nuestra calidad de vida.
La microbiota intestinal, nuestro ecosistema interno
La microbiota intestinal, compuesta por más de un billón de microorganismos, es el eje central del bienestar según Sotelo. Este ecosistema, también conocido como flora intestinal, no solo influye en la digestión, sino que también afecta el sistema inmunológico y el cerebro. La especialista destaca que desequilibrios en esta microbiota pueden llevar a estados de ánimo bajos, depresión, obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes.
Sotelo enfatiza que estos microorganismos “buenos” se alimentan de frutas y verduras, mientras que una dieta rica en grasas y carbohidratos excesivos fomenta el crecimiento de microorganismos perjudiciales. “Lo que alimentamos, crece”, asegura, invitando a las personas a reflexionar sobre sus elecciones alimenticias.
El cerebro: el gran mediador de nuestras elecciones
El cerebro humano, dividido en distintas áreas funcionales, juega un papel crucial en la forma en que experimentamos el hambre y el placer, según Sotelo. La especialista menciona la ínsula, una región que conecta el placer con la alimentación, y la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones conscientes. “Nuestra capacidad de elegir nos diferencia de los animales”, explica, destacando la importancia de educar esta parte del cerebro para optar por alimentos que beneficien nuestra salud en lugar de dejarnos llevar por impulsos.
Un enfoque integrativo para la salud
La experiencia de Sotelo como nutricionista la llevó a evolucionar hacia un enfoque integrativo, combinando conocimientos de psicología, biología y nutrición. Según ella, no se trata de dietas restrictivas, sino de entender las necesidades de nuestro cuerpo y trabajar en armonía con él. Por ejemplo, recomienda evitar la hiperpermeabilidad intestinal—una condición donde el intestino permite el paso de toxinas al torrente sanguíneo—y fomentar la diversidad en la dieta para fortalecer el sistema inmunológico.
Educar la salud, una revolución necesaria
La clave para un cambio sostenible está en la educación, afirma Sotelo. A través de pequeños pasos, como reeducar la microbiota intestinal y aprender a elegir conscientemente, las personas pueden transformar su salud. “El conocimiento es poder”, concluye la especialista, invitando a la audiencia a tomar el control de su bienestar y adoptar hábitos que promuevan una vida más saludable y equilibrada.
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