
La noche en Salto. La Costanera Norte /
Calipso, Fata Morgana, Moon y Oasis.
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Por Leonardo Vinci
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joselopez99@adinet.com.uy

“Yo comencé muy joven como Disc Jockey” nos dice Mario Goldman. Fue cuando abrió “Calipso” en la Costanera norte, uno de los exitosos boliches de Umpierrez, que también regenteaba otro en Costanera Sur. Recordemos que una vez inaugurado el castillo de “Z”, prácticamente todos los lugares bailables cerraron sus puertas.
Curiosamente, su discoteca gemela- Calipso- no logró el mismo éxito que su hermana mayor y fue entonces que, al muy poco tiempo, Johny Richard me convocó para elegir la música en la reapertura del “Oasis”. Al cerrar Calipso, el lugar fue reacondicionado y abrió “Fata Morgana”, hermosa discoteca que tuvo una vida fugaz.
Los Hermanos Braida- Marcos, Marcelo y Mauricio- oriundos de Mercedes, compraron el lugar y se prepararon para inaugurar “Moon Disco” con un estilo propio, ya que tenían discotecas en otras partes del país. En ese tiempo comenzó la competencia en la costanera Norte pues la juventud ahora podía elegir a qué lugar concurrir.
Como aún no se traían orquestas para actuar en vivo, la música de los Disc Jockeys tenía un papel relevante a la hora de decidir qué discoteca ofrecería la mejor noche. No había restricciones horarias por lo que comenzábamos a funcionar antes de las 23 horas y terminábamos a las 8 de la mañana.
Los regalos también fueron un atractivo importante. En aquel entonces, una consumición de regalo era un atractivo interesante. Durante largos meses, Moon inclinó la balanza a su favor. Cumplido un año, los empresarios de ambos centros bailables se pusieron de acuerdo y celebraron un contrato. El dueño de Oasis compró Moon y lo cerró temporalmente, mientras lo remodelaba para abrir tiempo después El Reino.
Los Braida tenían boliches en Paysandú y Mercedes. Cerrado Moon, fui a trabajar unos meses a esos locales bailables, aunque las distancias eran muy cansadoras como para viajar todos los fines de semana. De manera que mi trabajo se concentró en Oasis cuando estaba de moda el Pájaro Canzani con su Chibidón, allá por el 95.
La historia de Oasis fue muy linda, porque se cosecharon muchos amigos como “Mazoko” que había venido de Buenos Aires y era un experto relacionista público. Presentaba novedosas propuestas para las noches de los fines de semana. Nos daba charlas para explicar cómo se debía tratar a la gente y convencerla que la mejor propuesta era la de Oasis.
Su precaria estructura de cañas, era más típica de una costa playera que de una discoteca urbana y esa característica tuvo enorme aceptación.
Creo que el lugar tuvo mucho que ver con el éxito logrado, así como mantener dos pistas de bailes distintas al mismo tiempo. La pista principal por un lado y la de los lentos por otro, que se llamaba “El Cielo”.
Tal vez Oasis no tuvo muchos secretos, a pesar de lo cual, la gente tuvo un sentido de pertenencia al sentirse muy identificada con el Boliche. Si bien se intentaron reaperturas en otros lugares cercanos, no funcionaron como el verdadero Oasis
Como ocurre en otros ámbitos de la vida, hay un momento en que se debe dar lugar a gente más joven. De manera que con el correr del tiempo, nos hemos limitado a participar en las fiestas de la nostalgia que se celebran de tanto en tanto exitosamente, recordando los viejos tiempos.
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