La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

En la Radio de la Regional del Cenur Litoral Norte, se llevó adelante una mesa redonda especial para despedir el año y reflexionar sobre un proceso que viene marcando un hito en la región, la articulación educativa entre la Universidad de la República (Udelar) en Salto y la Unidad Nº 20 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Para ello, participaron Leticia Pou, María de los Ángeles Machado y Clara Torres, quienes compartieron sus experiencias, desafíos y logros en torno a este vínculo académico y humano.

Un proyecto universitario único en el país

Leticia Pou destacó desde el inicio un aspecto que considera fundamental, “somos la única sede de los centros universitarios regionales que está dentro del circuito universitario en cárceles”. Este hecho, afirmó, no solo representa un orgullo sino un compromiso que implica desafíos permanentes. Según explicó, el trabajo ha sido sostenido y coordinado, especialmente desde la enseñanza, con el apoyo del Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa), que ha permitido acompañar a estudiantes privados de libertad a través del curso de tutorías entre pares.

Para Pou, este proceso no solo favorece la continuidad educativa de quienes estudian en contexto de encierro, sino que también potencia experiencias formativas muy valiosas para los tutores universitarios que participan. “Es fundamental que estén los estudiantes que fueron tutores”, subrayó, enfatizando el carácter colectivo y horizontal del aprendizaje.

Aprender fuera del aula: una experiencia que marca

Clara Torres, una de las estudiantes-tutoras, aportó su mirada desde la práctica cotidiana. Aseguró que involucrarse en este tipo de actividades es una oportunidad formativa que trasciende el plano académico, “es una experiencia que no solo te enriquece como estudiante, sino también al conocer otras realidades”. Para ella, salir del aula y vivir procesos educativos en otros contextos permite comprender que, más allá de las circunstancias, “somos todos estudiantes, somos todos iguales”.

Su reflexión puso en relieve la importancia de la empatía, del intercambio humano y del cuestionamiento de los límites tradicionales de la educación formal. Torres insistió en que este tipo de vínculo prepara a los futuros profesionales para actuar con mayor sensibilidad social y una mirada más amplia de su rol.

Una integración que se consolidó con el tiempo

Por su parte, María de los Ángeles Machado, directora de la Unidad Nº 20, recordó los inicios del proyecto, cuando existían dudas sobre cómo podría funcionar un circuito universitario dentro del sistema penitenciario. “Nos cuestionábamos cómo se darían los procesos de aula, cómo sería la dinámica de docencia en privación de libertad”, explicó.

Sin embargo, con el paso de los años, la experiencia se fortaleció y se transformó en un espacio estable y articulado. Machado destacó la sinergia que se generó entre docentes y estudiantes, dentro y fuera de la cárcel, un ida y vuelta que calificó como “indescriptible”. Y subrayó que este logro trasciende a las personas: son procesos institucionales que deberán perdurar y mantenerse en el tiempo.

Un cierre de año que abre nuevas puertas

Se permitió visibilizar un trabajo que impacta tanto en la formación universitaria como en la vida de quienes estudian en contexto de encierro. La alianza entre la Udelar Salto y la Unidad Nº 20 demuestra que la educación es una herramienta poderosa para transformar realidades y construir puentes donde antes no los había. Este cierre de año, más que un final, parece un punto de partida hacia nuevos desafíos compartidos.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte