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En una amena y emotiva charla, los músicos salteños Luciano Campos y Daniel Stella comparten sus vivencias, trayectorias y reflexiones sobre la evolución de la música local. Entre anécdotas, nostalgias y proyectos, ambos artistas se unen en su llamado a revivir la esencia cultural de Salto, especialmente la música en vivo, la tradición folclórica y los espacios de encuentro comunitario.

Comienzos musicales: entre guitarras y acordeones

Luciano Campos recuerda sus primeros acordes con apenas 10 años, de la mano de su profesor J.J. Aramburu, quien también lo introdujo al mundo de la imprenta en Tribuna Salteña. “Fue quien me motivó tanto en la música como en el oficio de linotipista”, rememora. Desde entonces, su pasión por el folclore se convirtió en una constante. Por su parte, Daniel Stella se inició también en la infancia, con el acordeón como su “primer amor musical”. Su camino estuvo marcado por maestros como Silvio Previale y Héctor Sagaría, y hoy forma parte del grupo Acordeones del Uruguay, que sigue apostando por el rescate de este instrumento en el panorama musical actual.

Historias que cruzan el Atlántico

Luciano vivió 30 años en Europa, mayormente en Barcelona, lo que enriqueció su perspectiva musical. “Gracias a esa inquietud que uno tiene, me mantengo vivo”, dice con humor. Allí tocó junto a músicos como Pedro Grau, recorrió teatros y escenarios importantes, y aprendió a interpretar varios instrumentos, incluyendo la batería.

Daniel, en cambio, se mantuvo en Salto, formando parte de Interludio, su primer grupo en 1969, y luego del legendario conjunto Manzana, que marcó una época de oro en los bailes salteños de los años 70 y 80. “Tocábamos en clubes donde entraban hasta 3.000 personas. Había competencia sana entre clubes, y mucha música en vivo”, recuerda con emoción.

Semifusa y la música viva

Ambos músicos se preparan para el debut de un nuevo grupo: Semifusa, que tocará el próximo 7 de junio en la Academia Previale, junto a Acordeones del Uruguay. El proyecto busca recuperar la música en vivo, con músicos reales sobre el escenario. “Es nuestra forma de resistir a lo que se ha perdido”, expresa Luciano.

Critican la falta de espacios y el avance de propuestas musicales prefabricadas. “Hoy en día muchas cosas no son en vivo. Y eso duele. Por eso formamos Semifusa, porque seguimos creyendo en el poder del ensayo y el escenario”, explican.

La nostalgia de un Salto cultural

Ambos artistas coinciden en que Salto ha perdido parte de su efervescencia cultural. “Antes, había festivales, obras de teatro con público, bailes... ahora, a veces un espectáculo junta 30 personas en un teatro de 700 butacas”, lamenta Luciano. Añade que la pérdida no es sólo de público, sino de identidad cultural. “La tradición, el folclore, la danza, se han ido desvaneciendo. Y aunque no estamos en contra de los nuevos géneros, debemos defender lo nuestro”.

Recuerdos que duelen

Entre las anécdotas más conmovedoras, Daniel cuenta la trágica muerte de Cacho Humedes, voz principal de Manzana, en un accidente automovilístico camino a Montevideo. “Lo estábamos esperando para ensayar y no llegó. Mi padre me despertó para darme la noticia. Fue devastador”.

Luciano, por su parte, recuerda con emoción su paso por Los Cantores de Viana, con quienes cantó en el Teatro Solís y recorrió peñas y domas en Argentina. “Fue una época dorada del folclore. Y sí, me duele que eso hoy ya no esté”.

Déjà Vu y la permanencia del arte

A pesar de los desafíos, ambos músicos siguen activos. Daniel forma parte del grupo Déjà Vu, con el que interpretan música de películas en lugares como el Chalé Las Nubes. “Ensayamos constantemente y ya tenemos presentaciones planeadas, incluso en Carmelo”, dice.

Luciano, por su lado, actúa todos los viernes en un hotel en Arapey y tiene presentaciones internacionales agendadas, como una boda en Jerez de la Frontera, España, donde su voz representará a Salto con orgullo.

Un legado intergeneracional

Más allá de sus trayectorias, ambos artistas sienten la necesidad de transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. “A veces queremos compartir nuestra experiencia y no siempre somos escuchados. Pero tenemos la fe de que los jóvenes llegarán, remando como nosotros”, afirma Daniel. Pero destacan que los músicos jóvenes con los que toca “tienen pasión por la música en vivo. No quieren pistas, quieren tocar. Y eso es esperanzador”.

El futuro de la cultura salteña

La charla termina con un mensaje claro: Salto necesita reencontrarse con su identidad cultural. Volver a llenar teatros, aplaudir espectáculos, apoyar a los artistas locales. “Los escenarios deben volver a tener vida. Y nosotros estamos empujando ese carro”, dice Luciano.

Ambos invitan a participar del evento del 7 de junio, donde se presentará Semifusa, como un símbolo de lo que aún se puede recuperar. Porque la música no ha muerto. Solo espera, paciente, a que el público vuelva a escucharla.

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