
Mientras el país seguía andando, las consultas se atendían por teléfono
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Por Pedro Rodríguez
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El pasado viernes 4 de julio, en Durazno, se inauguró un monumento en homenaje al personal de la salud que trabajó durante la pandemia. Me parece una iniciativa justa y necesaria. Nadie estaba preparado para lo que se venía. Pensábamos que el COVID-19 no llegaría al Uruguay, pero llegó. Y fuimos los salteños quienes enfrentamos algunos de los primeros casos, sin saber exactamente qué hacer, porque no había antecedentes ni experiencia.
En ese contexto, el miedo se volvió colectivo. La incertidumbre nos atravesaba a todos. Y sin embargo, hubo quienes no se podían quedar en casa: los trabajadores rurales, los del cinturón hortícola, los carniceros, panaderos, verduleros, comerciantes, empleados de estaciones de servicio, periodistas. Todos ellos estuvieron ahí, de cara a la gente, recibiendo público, cumpliendo horarios, garantizando el funcionamiento del país.
"... atendían por teléfonos..."
Mientras tanto, en el sector salud —y esto hay que decirlo— muchas consultas en policlínicas y consultorios fueron suspendidas. Médicos que se habían formado para tratar cualquier tipo de enfermedad dejaron de atender presencialmente, y pasaron a responder por teléfono. La atención directa se concentró casi exclusivamente en emergencias y CTI, y solo para casos de COVID-19. No todos los profesionales de la salud actuaron igual, es cierto. Algunos estuvieron en la primera fila, jugándose el todo por el todo, y a ellos va mi respeto. En particular, quiero destacar al Dr. Sancristóbal y a muchos trabajadores no profesionales que estuvieron al pie del cañón, dando lo mejor de sí en el hospital Salto. Pero también es cierto que, mientras muchos otros sectores seguían trabajando con exposición diaria y sin descanso, desde la salud se limitaron funciones esenciales. Personas con otras enfermedades quedaron sin seguimiento. Se pospusieron controles, tratamientos y cirugías. Y eso tuvo consecuencias también.
Monumento honra a quienes estuvieron presentes...
El monumento inaugurado honra a quienes estuvieron presentes en los momentos más duros. Pero no podemos olvidar a los que mantuvieron al país en marcha. Porque no todos se escondieron detrás de un teléfono: hubo quienes siguieron trabajando en silencio, recibiendo gente cada día, proveyendo lo básico, la alimentación y los los servicios. Este homenaje es justo, pero también debería hacernos reflexionar: hay muchos otros trabajadores que merecen reconocimiento. La pandemia mostró quiénes estuvieron… y también quiénes no.
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