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En un mundo que se transforma a ritmo vertiginoso, la alfabetización ya no puede entenderse únicamente como una habilidad técnica, sino como una herramienta de inclusión, dignidad y libertad. En ese sentido, Salto tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo nacional al plantearse como meta concreta el logro del analfabetismo cero, con una propuesta innovadora que aproveche la estructura municipal y el marco legal que habilita a los gobiernos departamentales a tomar acciones en materia educativa.

La Constitución de la República establece que los gobiernos departamentales pueden contribuir activamente con propuestas y programas que complementen las políticas nacionales de educación. Esta disposición brinda al Intendente de Salto la posibilidad de encabezar una iniciativa concreta para erradicar el analfabetismo en adultos y adultos mayores, adaptando estrategias a la realidad local, y utilizando recursos humanos y materiales ya existentes.

Art. 275 de la Constitución

En efecto, el artículo 275, en su numeral 9º reserva para Jefe comunal “Velar por la salud pública y la instrucción primaria, secundaria y preparatoria, industrial y artística, proponiendo a las autoridades competentes los medios adecuados para su mejoramiento.”

Zonas rurales y barrios periféricos...

En nuestro departamento, a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas, subsiste una franja de la población –especialmente en zonas rurales y barrios periféricos– que no ha accedido a la alfabetización. Esto no se debe únicamente a la falta de programas nacionales, sino también a factores culturales, sociales y afectivos que muchas veces alejan a los adultos de las instituciones tradicionales como escuelas o liceos. En ese contexto, un programa liderado por la Intendencia puede ser el puente necesario para cerrar esta brecha.

Locales municipales: red extensa

La propuesta parte de una idea clave: los locales municipales pueden y deben transformarse en espacios amigables para la educación de adultos, especialmente aquellos que nunca aprendieron a leer y escribir o que lo hicieron de manera muy básica. Centros barriales, salones comunales, oficinas descentralizadas, clubes deportivos vinculados a la comuna, e incluso dependencias rurales, pueden reconvertirse en puntos de alfabetización. Allí, en un entorno que no les resulta ajeno ni intimidante, los adultos podrán iniciar o retomar su camino hacia la lectura, la escritura y el cálculo básico.

Enfoque proactivo

Para garantizar el éxito de esta iniciativa, se necesita un enfoque proactivo. No basta con abrir espacios y esperar que las personas se acerquen. Aquí cobran un papel central los asistentes sociales, promotores comunitarios, referentes barriales, funcionarios municipales y docentes jubilados que, trabajando en coordinación, salgan al territorio a identificar, motivar e invitar a quienes más necesitan estas oportunidades.
El programa puede organizarse en módulos breves y prácticos, adaptados a la vida cotidiana del adulto: cómo leer un recibo, cómo firmar un documento, cómo usar un celular o interpretar una receta médica. La metodología debe ser flexible, participativa y enfocada en resultados visibles, que refuercen la autoestima de los participantes desde el primer día.

Servicio comunitario

Asimismo, se pueden articular esfuerzos con las universidades, el Instituto de Formación Docente y los sindicatos de maestros y profesores para formar voluntarios y capacitar alfabetizadores. Muchos jóvenes estarían dispuestos a sumarse como parte de su formación o en calidad de servicio comunitario. El rol de los medios de comunicación también será fundamental, promoviendo el programa y sensibilizando a la comunidad sobre su importancia.

Erradicar el analfabetismo no es una utopía

Otros países y regiones han demostrado que es posible con decisión política, compromiso ciudadano y acciones concretas. En Salto, tenemos la ventaja de contar con una red municipal extensa, con funcionarios comprometidos y con una ciudadanía sensible a las causas sociales.

Acto de Justicia

Proponer este programa no es sólo una acción de gobierno, sino un acto de justicia. Porque cada persona que aprende a leer y escribir recupera su voz, su autonomía y su derecho pleno a ser parte de la sociedad. Salto puede y debe dar este salto. Hacia un futuro donde nadie quede atrás por no saber leer ni escribir. Hacia un departamento verdaderamente alfabetizado.

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