
Tejiendo Solidaridad /
La clínica radiológica y su compromiso con la comunidad
En un mundo donde la velocidad de la vida muchas veces opaca los gestos desinteresados, surgen personas que, con acciones simples pero poderosas, hacen la diferencia. Es el caso de Hilda María Amorim, técnica radióloga y directora de la Clínica Radiológica Dr. Germán Amorim, quien impulsa una serie de iniciativas solidarias que combinan historia, tecnología y, sobre todo, humanidad.
Una clínica con historia familiar y vocación de servicio
La historia de la Clínica Radiológica Dr. Germán Amorim comienza en 1947, cuando el doctor Germán Amorim, recién graduado como médico radiólogo, decide asentarse en Salto junto a su esposa para fundar lo que se convertiría en una institución pionera en el diagnóstico por imagen en la región. “Desde entonces, siempre estuvimos funcionando”, comenta Hilda María, con orgullo y emoción.
Lo que empezó como un emprendimiento familiar se convirtió con los años en una clínica reconocida por su profesionalismo y cercanía humana. “Trabajó mi madre, mi hermana, y también se sumó el doctor Ganso. Ahora incluso trabaja su hija, la doctora Silvia Ganso”, relató Amorim, destacando cómo el espíritu familiar sigue vivo en cada rincón del sanatorio.
Mantas Solidarias, más que abrigo, un gesto de amor
El proyecto más reciente que lidera Amorim es “Mantas Solidarias”, una iniciativa que nació en Maldonado y que ha ido tejiendo redes de amor y colaboración por todo el país. El grupo está compuesto por más de 50 mujeres tejedoras que confeccionan mantas para personas en situación de vulnerabilidad, muchas veces sin contar con los materiales necesarios para continuar con su labor.
“Comenzamos a juntar lanas, al principio muy de a poco, pero ahora recibimos hasta bolsas llenas que no caben en las urnas”, explicó Hilda. En la Clínica, ubicada en Brasil 663, hay instalada una urna especialmente dedicada a esta causa. También se reciben cuadraditos tejidos de 20x20 cm, que luego son enviados a Maldonado para ser ensamblados en mantas.
El resultado, abrigo con alma. En el último año, la iniciativa logró entregar 40 mantas para adultos y 40 para niños al Hospital de Salto, destinadas a pacientes de maternidad y al hogar de ancianos. “Muchas mujeres se internan sin nada, ni una ropa, ni un abrigo. Esto es para ellas, para los que más lo necesitan”, afirma Amorim.
Una red de manos tejedoras
Lo más conmovedor de esta historia es cómo un simple ovillo de lana puede convertirse en esperanza. “Detrás de cada manta hay muchas manos, muchas historias. Una señora que donó lanas y cuadraditos vino con nosotros al hospital, y justo al abrir la primera bolsa, ¡aparecieron sus cuadraditos tejidos!”, recuerda emocionada Hilda. “Fue un momento muy fuerte, ver cómo todo vuelve. Del norte al sur, del sur al norte… con mucho amor”.
La entrega de mantas no es solo un acto práctico. Tiene un profundo mensaje simbólico, decirle al otro “no estás solo”. Quien recibe una de estas mantas, muchas veces en medio de una hospitalización o un momento crítico, también recibe un gesto de ternura de parte de una comunidad que se preocupa.
Otras urnas, otras causas, cuidado ambiental y salud
La solidaridad no se limita a las mantas. En la clínica también se promueven otras campañas. Desde hace más de 30 años, recogen pilas usadas para evitar su impacto contaminante en el medio ambiente. “Una pila sola puede contaminar litros de agua”, advierte Hilda, remarcando que antiguamente se usaban incluso para matar hormigas, sin saber el daño que causaban.
También recolectan tapitas plásticas de refresco, que demoran siglos en degradarse. Estas tapitas son vendidas y el dinero se destina a una causa muy particular: ayudar a una niña salteña con piel de cristal, una condición rara y costosa de tratar. La médica Selva Taffernaberry colabora activamente en esta cadena solidaria, que transforma residuos en esperanza.
Tecnología de punta al servicio del diagnóstico
A pesar del fuerte compromiso social, la clínica no ha dejado de crecer en el plano profesional. “Desde 1947 hemos hecho muchos recambios de equipos”, explica Hilda. Hoy cuentan con un mamógrafo de última generación el segundo en instalarse en Uruguay, equipos modernos para espinografías y ecógrafos digitales de alto rendimiento.
Esta inversión tecnológica permite realizar diagnósticos precisos y seguros, mejorando significativamente la atención de los pacientes. “Contar con estos equipos nos permite trabajar con ganas, sabiendo que tenemos los medios para hacerlo bien”, afirma.
¿De dónde nace la solidaridad?
Al preguntarle por qué su vida está tan marcada por el compromiso social, Hilda no duda, “Creo que es algo que traemos adentro, o que nos inculcaron nuestros padres. Mis padres eran sumamente solidarios, y nosotros aprendimos con ellos. Hoy estamos devolviendo un poco de lo que recibimos”.
Ese valor aprendido se refleja no solo en ella, sino en todo el equipo humano que integra la clínica. “Trabajamos juntos, como un equipo. Si una secretaria no fuera amable, no podríamos llegar a nuestros objetivos. Somos todos importantes en esta cadena”.
Cómo colaborar
Para quienes deseen unirse a esta cruzada de solidaridad, la forma de ayudar es simple: llevar ovillos de lana, retazos, o cuadraditos tejidos a la Clínica Radiológica Dr. Germán Amorim, en Brasil 663. Al ingresar, a mano izquierda, están las urnas identificadas para cada causa. Si el volumen es mayor, se puede dejar directamente en la secretaría.
Y como dice Hilda, con una sonrisa cálida que se adivina incluso detrás de la entrevista, “Esperamos las lanitas”.
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