Viejas y malas ideas (II)
- Por el Dr. Julio M. Sanguinetti. Ex presidente de la República

Según los docentes es el sistema educativo, que perversamente, intenta mantener “un bajo nivel general que garantice la incorporación de las mayorías, no para que se eduquen de manera que puedan tomar opciones de vida críticas y emancipadoras, sino para suministrarle aquellos conocimientos mínimos que permitan su explotación alfabetizada”.
Como se aprecia, parten de la base de que el capitalismo (y no el mundo socialista) está en profunda crisis y que nos impone a todos por la vía del BID y el Banco Mundial sistemas para “adaptarse a los cambios del sistema productivo” y organizar la explotación de los trabajadores, “mano de obra sumisa, acrítica, que no pretenda cambiar el sistema”. En una palabra, formar gente para la desocupación y el enojo.
Lenguaje del comunismo arcaico
Es un lenguaje del comunismo de los años sesenta que ya no existe en el mundo. Esa es la mentalidad con la que se integrarán los Consejos de Primaria, Secundaria y UTU, que venían cumpliendo una interesante labor de modernización que ahora se truncará. Un salto atrás incuestionable.
Proyecto trasnochado
En el plano de la formación docente, donde el “Consejo de Formación en Educación” ha realizado una notable labor, bajo la conducción del Profesor Víctor Pizzichillo, marchamos hacia el viejo proyecto trasnochado de una Universidad de Educación administrada por la clásica tripartición que ha sido el factor más negativo con el que ha luchado nuestra Universidad de la República. El propio mensaje del Poder Ejecutivo reconoce la labor que viene desarrollando este Consejo como órgano desconcentrado, procurando incluso darles a sus egresados un nivel académico universitario, reconocido en la titulación. Naturalmente, era y es un régimen de transición, porque de un día para el otro no se puede inventar un nivel universitario. Hay que alcanzarlo con esfuerzo y superación. La cuestión la vemos así: esa Universidad es la que proveerá docentes, maestros, profesores, para la ANEP. No solo para la ANEP, pero mayoritariamente para el sistema público. Como es lógico, los formará con su criterio, sus prioridades, los programas que respondan a su visión y no a la de las autoridades de la ANEP.
Vertebrar las tres ramas, primaria, secundaria y técnico-profesional
Ha costado un triunfo, desde la ley de 1972, vertebrar las tres ramas, primaria, secundaria y técnico-profesional, en un solo sistema. Asumido que la educación es un proceso continuado, que requiere unidad de propósitos y que se vertebre sin fracturas, sin embargo, ha sido un paciente esfuerzo lograr que cada sector no mire el conjunto desde su visión particular. Desde su “chacra”, como suele decirse. Cuando ese proceso venía dando, por fin, un resultado acorde, incluso con un sistema integrado de formación docente, se pretende desgajarlo para que actúe con autonomía, desvinculado de la ANEP. En una palabra, formarán los educadores que a su juicio precisa el sistema y no los que piensan quienes lo administran. Vamos hacia un nuevo divorcio, más grave que ningún otro del pasado, cuando la nueva generación tendrá que vivir y trabajar en un mundo muy distinto al de nosotros, sus padres y abuelos.
El famoso Co-Gobierno
Siendo que la estructura venía armonizándose, queremos marchar hacia la fragmentación de nuevo. Y ni hablar del famoso “cogobierno” en el cual ya no creen ni los decanos, aunque no lo puedan decir ante la amenaza de la descalificación. Como un tema para empezar a mirar, termino estos condolidos párrafos señalando que el proceso universitario uruguayo está ya maduro para crear la Universidad del Litoral, o del Interior, sobre la base que se ha desarrollado desde aquella primera gran sede salteña en que pudimos ayudar a la visión pionera del Intendente Malaquina. Le haría bien a la ya enorme Universidad de la República y sería otro paso, ya maduro, en la descentralización del sistema.
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