El candidato de izquierda, Gabriel Boric ganó el balotaje que definió la presidencia de Chile , al sumar el 55.73% de los votos, frente al 44.2% del candidato de derecha José Antonio Kast. El triunfo de Gabriel Boric, de 35 años, abre las puertas de  sede presidencial de La Moneda a una nueva generación de dirigentes, forjada al calor de las demandas sociales de las revueltas de 2011 y 2019.  

Boric tenía cuatro años cuando finalizó la dura dictadura de Augusto Pinochet y asumió el poder un gobierno civil. Es de la generación que se crió “sin miedo”, y rompió con la centro izquierda tradicional que entre 1990 y 2010 condujo la transición democrática bajo la coalición de Concertación. Chile, planteando mirar hacia un futuro lleno de incógnitas, con deudas por saldar y muchas promesas por cumplir.

Boric ganó las elecciones al frente de una alianza con el Partido Comunista. El conteo oficial le da el 55,1% de los votos, contra el 44,8% de Kast, quien no esperó el final del conteo para felicitar a Boric por su triunfo. Boric jurará como nuevo presidente de Chile el 11 de marzo. Ese día, ya con 36 años, se convertirá en el más joven presidente de la la historia del país trasanino.

Prometió cambios profundos

Boric, gano las elecciones con promesas de cambios profundos, estructurales. Sus propuestas son las mismas de la calle,  que reconoce el crecimiento de la economía chilena, la caída estrepitosa de la pobreza y el aumento inusitado del consumo durante la transición. Los jóvenes chilenos saben que son más ricos y, por supuesto, infinitamente más libres que sus padres, pero con una sociedad desigual, de familias endeudadas y con un Estado mínimo y ausente. Las nuevas generaciones quieren recibir los beneficios del “milagro chileno”, un país con una estabilidad y unos indicadores que son la envidia de América Latina.