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El anuncio de un amplio pacto comercial entre Estados Unidos y Argentina marca un punto de inflexión en las relaciones económicas de ambos países y genera, al mismo tiempo, inquietud y expectativa en Uruguay y en el resto del Mercosur. El acuerdo —el más ambicioso en décadas entre Washington y Buenos Aires— busca abrir mercados, reducir barreras, facilitar inversiones y armonizar regulaciones, consolidando así el respaldo político de la administración de Donald Trump a las reformas que impulsa el presidente Javier Milei.

¿Un acercamiento condicionado a apoyo total a Trump?

El pacto comercial, aparece como una pieza estratégica en un vínculo político en pleno fortalecimiento. Sin embargo, este avance bilateral plantea desafíos evidentes para Uruguay. Entre los puntos más sensibles del acuerdo se encuentra la ampliación del cupo de importación de carne vacuna desde Argentina en 60.000 toneladas. Para Uruguay, cuya carne bovina representa uno de sus principales rubros de exportación —con ventas por 711 millones de dólares este año hacia ese mercado— la noticia genera preocupación, ya que Estados Unidos se ha consolidado como un destino relevante, con precios incluso superiores a los que paga China.

El impacto potencial no es menor: si Washington decide cuadruplicar la cuota argentina, podría hacerlo reasignando cupos desde otros proveedores, como ya ocurrió semanas atrás con el Reino Unido. Esto implicaría, directa o indirectamente, un retroceso para las colocaciones uruguayas en un mercado que totalizó 1.267 millones de dólares en exportaciones entre carne, celulosa y subproductos cárnicos. Aunque las cifras mensuales del sector han descendido respecto al primer semestre, la importancia del mercado estadounidense sigue siendo estratégica.

Inquietud y prudencia en el gobierno de Orsi

La respuesta oficial del gobierno uruguayo ha sido prudente. El canciller Mario Lubetkin destacó que Uruguay desea que “le vaya bien a todos los países de América Latina”, y valoró positivamente que Argentina y Estados Unidos profundicen su relación económica. No obstante, advirtió que toda negociación internacional es compleja y requiere atención constante. “Esta es la fase donde hay que estar con las antenas en alerta”, afirmó, subrayando que Uruguay buscará capitalizar cualquier aprendizaje o antecedente que surja de este proceso.

¿Qué destino tiene el Mercosur si Argentina se baja?

En el plano regional, el acuerdo desafía una vez más la rigidez interna del Mercosur. Mientras Buenos Aires avanza en un pacto preferencial con Washington, Montevideo insiste desde hace años en flexibilizar el bloque para firmar acuerdos bilaterales. La movida argentina podría reavivar ese debate y obligar al Mercosur a redefinir su estrategia externa.

En definitiva, el acuerdo EE.UU.–Argentina abre nuevas oportunidades para Buenos Aires, pero también introduce tensiones comerciales y geopolíticas que Uruguay deberá monitorear cuidadosamente. Entre riesgos y oportunidades, comienza una etapa en la que el equilibrio regional podría redefinirse, máxime, cuando los gobiernos, tanto de Ignacio  "Lula" da Silva como de Orsi y otros de signo de izquierda.-

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