Impuesto al 1% más rico /
Para Ec. Munyo “no hay margen” pero Orsi abierto a discutir la propuesta
La propuesta del PIT-CNT de aplicar una sobretasa del 1% al también uno por ciento más rico de la población volvió a instalar en la agenda pública el debate sobre la presión fiscal y la equidad tributaria. Mientras el movimiento sindical sostiene que la medida apunta a reforzar la recaudación y mejorar la redistribución del ingreso, las primeras reacciones desde la academia y el gobierno muestran matices importantes.
La opinión de un reconocido economista y docente
El economista Ignacio Munyo, director del centro de estudios Ceres y docente universitario, fue categórico en su evaluación: “no hay margen”. A su juicio, Uruguay enfrenta el desafío de atraer más inversiones, y un incremento impositivo a los sectores de mayores ingresos podría ir en el sentido opuesto. Munyo señaló que la carga tributaria del país ya es elevada y advirtió que, en los últimos años, se han sumado tributos “muy complejos”, incluso para empresas instaladas en zonas francas. Según el economista, proponer nuevos gravámenes “cambia las reglas del juego” y genera “ruido” entre los potenciales inversores. “Hay una contradicción entre atraer inversiones y poner más impuestos sobre la mesa”, insistió, reforzando su postura crítica hacia la iniciativa sindical.
Orsi con tono prudente pero abierto a analizar propuesta
Por su parte, el presidente Yamandú Orsi adoptó un tono más prudente, aunque reafirmó la línea oficial. El mandatario dijo conocer los lineamientos del proyecto del PIT-CNT y aseguró que el gobierno no se niega a analizar propuestas provenientes tanto del movimiento sindical como del empresariado.
Sin embargo, aclaró que la posición del Ejecutivo está definida por el marco del presupuesto actualmente en discusión. “Nuestra propuesta es clara”, afirmó Orsi, aludiendo a las prioridades fiscales ya establecidas por su administración. Aunque se mostró dispuesto a evaluar alternativas que contribuyan a mejorar los ingresos reales de la población, subrayó que existe una “responsabilidad como gobierno” en mantener coherencia con la planificación presupuestal.
“No nos ponemos el balde —dijo—, pero seguimos trabajando en la línea propuesta”. De esta manera, el presidente dejó abierta la puerta al diálogo, pero también marcó límites respecto a modificaciones tributarias que alteren el equilibrio de la estrategia económica oficial.
La discusión recién comienza, pero las primeras reacciones muestran un terreno complejo: entre las urgencias sociales que plantea el PIT-CNT y las advertencias de los economistas, el gobierno busca sostener su hoja de ruta sin cerrar el camino al intercambio con todos los actores.
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