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Tanto cuando falta como cuando sobra...

No obstante, el buen manejo del agua no significa garantizarla únicamente cuando la falta de precipitaciones se convierte en una amenaza o un problema grave. Es importante solucionar ese aspecto, pero no menos trascendental es el saber manejar el agua cuando nos llega regalada desde el cielo.

Guardarla y evitar que se pierda en el mar...

Todos los países del mundo piensan en el agua, por razones obvias, como elemento estratégico que deben asegurar, pero los cambios que está experimentando la naturaleza nos impone pensar en cómo manejar el agua de las lluvias, porque no podemos continuar dándonos el lujo de perderla en millones de litros por no contar con la infraestructura que nos permita guardarla, evitando que se pierda en el mar.

También evitar daños en exceso...

Sin embargo no es solo “evitar que se pierda en el mar”, sino también evitar que cause daño por exceso. Todos vimos lo que sucedió este año en Río Grande do Sul, con inundaciones terribles por el alto volumen de precipitaciones en muy pocos minutos. El evento podría haber ocurrido un poco más al sur y afectarnos en Uruguay. También vimos -en un fenómeno mucho menos grave que el de Brasil, pero que no es la primera vez que pasa- cómo se inundan los campos de Rocha cuando caen algunos milímetros de más.

Cultivarla cuando es mucha y aprovecharla cuando es poca

Evidentemente la respuesta que podemos dar a los eventos climáticos tiene su límite, pero hay que comenzar a hacer algo para asegurarnos el menor impacto posible cuando la tenemos en exceso, como cuando es deficitaria, con una lógica de ganar-ganar: cultivarla cuando es mucha, para aprovecharla cuando es poca. No es una tarea sencilla, pero tampoco imposible.

Ciudades esponjas: del medio rural al urbano

En Uruguay y en el mundo la falta o el exceso de precipitaciones no es un problema solo del medio rural, cada vez se da más se da en ciudades y con una violencia para nosotros desconocida. Porto Alegre y Valencia (España) son dos ejemplos recientes. Algunas ciudades están poniendo en práctica las denominadas “ciudades esponja” que incluyen varias soluciones que busca optimizar la absorción del agua de la lluvia, con el fin de paliar contra la falta de agua, pero también disminuir el impacto de las lluvias torrenciales. Esa nueva idea en la realización de la arquitectura urbana puede significar cambios radicales en los lugares donde vivimos, pero también son cambios positivos y necesarios.

 

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