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El referente de la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza,  Paysandú, Ing. Agr. Roberto Ceriani, señaló que en el campo de recría de dicha gremial, permanecen “varios embarques que no se pueden hacer y los productores necesitan hacerlo para terminar de pagar gastos que quedaron desde finales del año y emprender los gastos para este año”.

Afectación a una cadena

Reconoció que la problemática “es un tema de bienestar animal y de una cadena que desemboca hacia arriba en las carnicerías y hacia abajo en el sector agropecuario para pagar salarios y todo lo que refiere a la producción. El bienestar animal es una de las aristas, porque hay que ver que tengan agua y sombra y se encuentren relativamente atendidos. Son animales que sufren un cambio rotundo desde la salida del establecimiento, van en un camión amontonados, es un viaje largo y bajan en un lugar desconcoido a corrales de material”. Este panorama genera “una situación de estrés que, además de los aspectos emotivos que defienden los animalistas y es real, hay un tema en la calidad del producto. Esas situaciones provocan adrenalina y todo va enmarcado en una realidad del país, donde más del 60% de los productores ganaderos son familiares y chicos”.

Explicó que “en el campo de recría de nuestra asociación tenemos varios embarques en la boca de la baranda y no se pueden hacer. Y la gente necesita terminar de pagar los gastos que le quedaron desde fines del año y emprender las necesidades de gastos de este año”, dijo . De acuerdo al gremialista agropecuario, “la Foica ha perdido un poco el rumbo. Los escuché en una entrevista donde dijeron que siempre mueren animales. Claramente es así, porque cuando se trabaja con seres vivos hay sucesos de muerte y eso ocurre en el campo, en los frigoríficos y hasta en la vida. Pero en estas circunstancias son situaciones de riesgo. Las medidas sorpresivas se toman con ganado encerrado, porque si se avisara sobre los paros, no se lleva el ganado”.

En la industria lechera

Ceriani señaló que algo similar ocurre en la industria lechera, “con connotaciones distintas pero repercusiones complejas”. En este caso, “se garantiza el sumnistro de leche a la población y se recibe la leche de los productores, pero todo esto tiene consecuencias en la temporada y se enlentece la fabricación de determinados productos”. En este escenario de movilizaciones que lleva adelante la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea por despidos en algunas cooperativas lecheras, destalló que “Coleme no tiene viabilidad desde hace tiempo. Recibe entre 15.000 y 20.000 litros de leche y tenía más de cincuenta funcionarios. Y Calcar hace tiempo que tiene grandes dificultades. Respeto las decisiones soberanas de los gremios, pero hay que tener en cuenta una serie de factores”. Ceriani rcordó lo ocurrido con Pili. “Cuando hicimos las gestiones para que viniera leche de Conaprole y pudiera, aunque sea, prolongar la agonía de la empresa en aquellas situaciones de falta de leche, por una intransigencia del gremio no se logró. Seguramente no fue la causa fundamental de la muerte de Pili, pero siempre ayuda un empujoncito”.

El fondo en cuestión

La FTIL aseguró que estas empresas recibieron fondos públicos del Fondo de Reconversión de la Industria Láctea y fueron utilizados de forma irresponsable y recortan puestos de trabajo. Los fondos fueron aprobados en el Parlamento y reglamentados por el Poder Ejecutivo. “Cuando nos consultaron a las gremiales de productores sobre los fondos, dijimos que estaba bien destinar un dinero de apoyo, pero tenía que ser con alguna fórmula de reactivación y garantizar que ese dinero sirviera de impulso y reactivación a un futuro mediano”, dijo Ceriani. De lo contrario, es “un dinero que se entrega así nomás a una industria donde la mayoría de los problemas es la falta de leche. En el caso de Coleme –junto a las demás mencionadas-- es porque está ubicada en un lugar donde no hay cuenca lechera”. Ceriani recordó que “un dirigente del sindicato de la industria láctea decía que fueron asistidas con plata de toda la sociedad y no es tan así. El fondo de apoyo a la industria láctea salió del Fogale, que está en el banco. Es un fideicomiso conformado hace varios años con el gobierno anterior –en 2018-- para reestructurar las deudas que tenía la lechería”. Con el fin de conformar el fondo, “lo que se hizo fue resignar un aumento del precio de la leche y se destinó a un fideicomiso que se llamó Fogale –Fondo de Garantía Lechero-- que se termina de pagar este año o el próximo. Es un monto de unos 30 millones de dólares, de los cuales se utilizaron 15 millones para reperfilar las deudas de los productores. El Poder Ejecutivo puso 6 millones de dólares que fueron directo a la asistencia de productores con menos de 480.000 litros de remisión al año sin reembolso. A ese Fogale lo pagamos los productores a través de la leche. Si bien –en forma indirecta--, es plata de la comunidad porque quien compra la leche es la comunidad, es plata que le correspondía a los productores”.

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