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El Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea determinó que las muestras de miel provenientes de China y Turquía eran falsas. En el caso de China, el 74% era un producto adulterado que no cumplía con la normativa europea. Igualmente, el 93% de la “miel” traída de Turquía no era auténtica.

El informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude indica que en el análisis de 320 muestras consumidas en 18 países no se pudo verificar si se trataba de un producto adulterado en 140. Cerca del 46% de la miel importada por la Unión Europea no es miel auténtica, no cumple con la normativa comunitaria

320 muestras tomadas

Las 320 muestras fueron tomadas en Bélgica, Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Lituania, Polonia, Rumanía, España, Suecia, Noruega y Suiza. La Directiva de la Miel establece las normas sobre la composición y definición de la miel, especifica los tipos de productos derivados de la miel que se pueden vender bajo ciertos nombres y establece normas de etiquetado, presentación e información sobre el origen.

Falsas mieles

Las “falsas mieles” provienen principalmente de China y Turquía. También hay información de una miel dudosa importada de Inglaterra, con una tasa de sospecha del 100%. Probablemente es miel producida en otros países y luego mezclada antes de su reexportación a la UE. En conjunto, el 57% de los operadores exportó miel sospechosa de estar “adulterada con azúcares extraños”. La Comisión Europea investigó a 44 operadores y 7 fueron sancionadas.

REVISAR EL ETIQUETADO

El Parlamento Europeo revisó recientemente las llamadas “directivas sobre el desayuno” y acordó que el etiquetado de los envases de miel debe indicar el país o países donde se recolectó. El objetivo es acabar con el truco de las triangulaciones. Por ejemplo, si una miel tiene un 51% de origen portugués y un 49% de origen chino, la ley permite mezclar ambos productos y etiquetarlos como miel de Portugal. Un modo de desaparecer la miel china de las etiquetas.

Jarabes, aditivos, colorantes, insecticidas...

La miel la adulteran con jarabes de azúcar tanto en países no pertenecientes a la UE como en el territorio comunitario. También han perfeccionado los análisis en laboratorios para adaptar sus mezclas a los controles y no ser detectados por los consumidores ni por las autoridades. Los análisis identificaron el uso de aditivos y colorantes. Hay una fuerte sospecha de que gran parte de la miel importada por la UE es falsa y sigue en el mercado y sin ser detectada. Se estima que de cada cuatro frascos de miel que se venden en el mundo, tres son adulterados y provienen de China. La hacen con jarabe de fructosa y una gran cantidad de insecticidas prohibidos y nocivos para la salud. Se han detectado rastros de poderosos antibióticos no aprobados por los organismos sanitarios de varios países.

Una verdadera pesadilla

La adulteración de la miel es frecuente. Ocurre en casi todos los países. Algunos estudios sugieren que entre el 50 y el 90% de las mieles son falsas o adulteradas. China, el mayor adulterador del mundo, lleva más de tres décadas desarrollando y mejorando métodos de falsificación. Una verdadera pesadilla para los laboratorios que comprueban la autenticidad de la miel. Aunque presenta un gran parecido con las mieles naturales, la miel procedente de China se considera de alto riesgo por los bajos estándares de producción. Contienen gran cantidad de pesticidas, herbicidas y metales pesados. Incluso, se encontraron altas concentraciones de cloranfenicol, un poderoso antibiótico que puede conducir a una depresión de la médula ósea potencialmente mortal.

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