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De la paleta en la playa a los torneos internacionales: así es el vertiginoso ascenso de una promesa uruguaya. Desde muy pequeña, Malvina Gutiérrez ya tenía claro que lo suyo sería el tenis. Lo que comenzó como un juego con su padre en la playa, pronto se transformó en una vocación. Hoy, con tan solo 13 años, representa al Uruguay en torneos sudamericanos, entrena a diario con un régimen digno de una atleta profesional y sueña con conquistar Wimbledon. La historia de Malvina no es solo la de una promesa deportiva: es un relato de pasión, sacrificio y determinación. Con el apoyo de sus padres José y Mónica, junto a su hermana Agustina, quen son parte de su familia.

PRIMEROS PASOS EN LA ARENA

“Arranqué a los cinco años jugando con mi papá a la paleta en la playa”, cuenta Malvina, con una serenidad y madurez que sorprenden para su edad. A los siete, jugó su primer campeonato de tenis y llegó a la final. A los diez, ya competía en el Sudamericano de Punta del Este. No ganó, pero quedó enamorada del ambiente competitivo y la experiencia internacional.

Hoy, recuerda ese debut como un punto de inflexión. “Fue muy, muy lindo. Una experiencia que no me voy a olvidar”, asegura.

CLUB SALTO GRANDE

Desde sus inicios, Malvina entrena en el Club Salto Grande, donde encontró un espacio propicio para crecer. Allí fue guiada inicialmente por el profesor Marcelo Barbosa, quien luego fue reemplazado por Marcos Pintos tras el traslado de Barbosa a Ecuador. Junto a Pintos, Malvina ha profundizado su entrenamiento técnico y físico.

"Entreno dos horas por día. Primero una hora de físico con Matías Piñeiro y luego directo a la cancha. Hacemos mucho trabajo de resistencia y reacción, además de partidos", relata. Muchas veces su profesor invita a otros jugadores para que Malvina tenga con quién enfrentarse y simular situaciones reales de torneo.

ALTO RENDIMIENTO

Su jornada diaria incluye estudio, entrenamiento físico, tenis y tareas escolares. “Siempre el estudio primero”, dice, con una convicción que deja claro que el equilibrio entre educación y deporte es prioritario para su familia.

Su padre, José Gutiérrez, la acompaña en cada paso. “Para nosotros es un orgullo. Ella entrena, estudia, compite, y siempre lo hace con una sonrisa. Lo más importante para nosotros es su formación como persona”, afirma emocionado.

SALTO INTERNACIONAL

Malvina ha representado a Uruguay en distintos torneos sudamericanos: Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia, Chile, Argentina y Brasil, entre otros. Incluso ha estado en torneos clasificatorios para eventos como Wimbledon.

En el último Sudamericano Sub 14, disputado en Salinas (Ecuador), Malvina y su equipo se quedaron a un paso de disputar por un cupo al mundial. “Fue una de mis experiencias más lindas. Aprendí muchísimo”, confiesa.

JUGADORA VERSÁTIL Y COMPETITIVA

Aunque entrena sobre polvo de ladrillo, Malvina se ha adaptado a las tres superficies principales del tenis: cemento, pasto y tierra batida. “Cada cancha tiene su ritmo. En cancha dura tenés que moverte el triple. En la de pasto la pelota pica menos, y en polvo es donde más cómoda me siento”, detalla con precisión técnica.

También compite con jugadoras mayores. En torneos nacionales, juega en la categoría Sub 16, enfrentando a chicas de 15 y 16 años. “Eso me ayuda a mejorar. Me obliga a subir el nivel”, reconoce.

INSPIRACIONES Y SALUD MENTAL

Sus ídolos son claros: Carlos Alcaraz en la rama masculina, por su actitud y cabeza fría, y entre las mujeres, Aryna Sabalenka e Iga Świątek, a quienes admira por su potencia y constancia.

Pero Malvina también trabaja la parte mental del deporte. “Fui un año y medio al psicólogo deportivo. Me ayudó mucho a enfocarme, a mantener la motivación. Es clave en el alto rendimiento”, afirma con naturalidad.

GIRA SOÑADA

Uno de sus grandes objetivos actuales es clasificar a la gira europea juvenil, a la cual acceden las seis mejores del ranking sudamericano. Actualmente se encuentra en el puesto 23. “Empecé en el número 200 y terminé en el 23 después de competir casi todo el año pasado”, explica con orgullo su padre.

Participar en la gira europea no solo implica un gran salto en nivel competitivo, sino también una experiencia invaluable para el desarrollo profesional de cualquier tenista.

FUTURO

“Mi sueño es jugar en Wimbledon”, afirma sin titubear. Con una rutina de entrenamiento exigente, el respaldo de su familia, y una madurez notable para su edad, ese sueño parece más posible que lejano.

Su próxima parada: un torneo nacional Sub 16 en Paysandú. “El club donde se va a jugar es un lujo”, dice, entusiasmada.

Y luego, más torneos COSAT, que suman puntos para esa anhelada gira europea.

LA NIÑA QUE INSPIRA A SALTO

Salto, tierra de campeones, ya ha dado nombres como Leandro Andrade, Pedro Virgilio Rocha, Luis Suárez, Edinson Cavani y, por adopción, Pablo Cuevas. Hoy, a esa lista comienza a escribirse otro nombre: Malvina Gutiérrez.

Con solo 13 años, ya es un ejemplo para otras niñas y jóvenes uruguayas. Su historia no es solo de raquetas y torneos. Es de esfuerzo, humildad y una ambición sin límites.

“Gracias por todo, yo solo quiero seguir trabajando y mejorando”, concluye Malvina.

Nosotros, desde este rincón del periodismo deportivo, no podemos hacer más que aplaudir y acompañar su camino. Porque a veces, las grandes historias no comienzan en los estadios, sino en una playa, con una paleta, y el corazón lleno de sueños.

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