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Coincidimos en un cien por ciento con las palabras de nuestro director José Pedro Cardozo respecto al malogrado arquitecto Carlitos Gómez, que increíblemente murió de un infarto manejando su auto con la compañía de su hijo varón en la puerta de nuestro Diario, donde desarrolló tareas profesionales.

Carlitos era no solo un excelente ciudadano sino un arquitecto joven que sabía "leer" la ciudad y darle la tónica de los nuevos tiempos. Que se fuera antes de cumplir 50 años es un cachetazo a la vida. Dejamos en nuestra retina la imagen de un hombre sencillo, afable, que adoraba a su familia y se sentía plenamente realizado con su profesión. Que descanse en paz y en el recuerdo de todos los que tuvimos la dicha de tratarlo.

El frío que con fuerza nos llegó potenció la venta de productos para recuperar el calor y acá los salteños no le hacemos asco a nada, patas de cerdo, mondongo, pollo, chorizos, chorizos caseros, salchichas, cuerito de cerdo. Esto también le permitió a muchas cooperativas de viviendas, clubes de fútbol y otras entidades sociales vender porciones de busecas y cazuelas, que a todos nos gustan. El hígado que trabaje un poco, pero a estos manjares no se les puede decir que no.

A un peluquero cercano al centro le pasó lo mismo que a un vino argentino. Expliquémonos. El hombre pagaba un alquiler alto y logró uno más bajo a una cuadra y media de donde estaba, o sea en el mismo barrio, otra calle, pero todo lo demás igual. Resultado, tiene muchos más clientes y eso que subió un poco los precios. Con el vino argentino pasó algo similar hace unos años. Sacaron un vino de calidad a un precio razonable y y no se vendía ni por asomo lo esperado. Técnicos en marketing recomendaron subirle el precio. Para qué, vendieron mucho más, pues la gente entendía que un vino caro era bueno, imposible un vino bueno a precio barato. Contra eso no se puede.

Está bien marcado y no se puede estacionar en la esquina de Florencio Sánchez y Rivera, metros al norte del lado este, pues si el camión de Bomberos sale a todo lo que da puede "enganchar" un auto estacionado sobre la calle que recuerda al gran escritor. Pero algunos se arriesgan, después no hay tu tía, pues a los arreglos propios hay que agregarle los del carro de los soldados del fuego que necesitan ese espacio para maniobrar. Y si una autobomba sale no es para pasear sino para atender una emergencia por lo que lo mejor es respetar la línea roja y no tentarse con estar unos minutos allí.

 

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