La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

El título del último artículo antes de la veda decía más rock y menos murga que hacía referencia en términos simbólicos a la preferencia y probabilidad de la victoria de Álvaro Delgado sobre Yamandú Orsi, un juego de palabras sobre la modernidad liberal de la fórmula de la Coalición Republicana respecto al progresismo conservador de la del Frente Amplio. Pues bien, no sucedió así sino todo lo contrario y las urnas hablaron que querían más murga compañera de Yamandú que cualquier otra cosa que representara Delgado y su compañera Valeria Ripoll.

Fue sorprendente y extraordinario que la victoria se diera por semejante margen de 4 puntos, algo que nadie esperaba, las encuestas no lo preveían y la sensación térmica no lo indicaba. Sin embargo sucedió: un porrazo tan histórico como inesperado. El Frente Amplio ganó holgadamente en Montevideo y Canelones, como es tradicional, donde hizo la diferencia. Agregó a su botín electoral las victorias aunque menores de Salto, Paysandú y San José.

La verdad que las elecciones de la pasada década y media progresista de Tabaré Vázquez, dos veces y José Mujica, en una sola oportunidad, fueron similares en cantidad de votos, en tres ocasiones sucesivas y con una en la primera vuelta. La victoria de Lacalle y el gobierno de la Coalición Republicana parecía haber cortado la racha por lo menos por un tiempo pero no fue así, nuevamente la izquierda y el Pit Cnt volvieron al poder en forma clara, superando al buen gobierno del presidente blanco y ganando legítimamente al sucesor designado en las urnas. Al final de cuentas, Salto y Paysandú ya fueron gobernados por la izquierda, incluso Maldonado otrora imbatible cayó en manos del Frente Amplio. Hablo de elecciones diferentes, unas nacionales y otras departamentales, pero es solo una referencia del mapa electoral coloreado a la izquierda en la historia reciente del Uruguay. De manera que no hay que hacer un drama exagerado y destemplado del desempeño electoral de Yamandú Orsi y Carolina Cosse en perjuicio de la malograda formula de la Coalición. A mi juicio consagrado nuevamente el bipartidismo, los dos bloques en pugna del progresismo conservador y los republicanos liberales, se irán turnando en la modalidad pendular y la alternancia democrática del poder. Algo que por otra parte puede considerarse sano y aliviador de tensiones sociales.

Quizás, lo más terrible de esta ocasión fue la sorpresa, el resultado de la primera vuelta y luego la victoria contundente en el balotaje, que fue un balde de agua fría. Reitero que blancos y colorados ya en otras ocasiones fueron minoría respecto al Frente Amplio, no hay novedad en esa materia, el hecho que esta vez se esperaba otro desempeño electoral, se confiaba en la gestión realizada durante el período y en la reelección del gobierno, y no sucedió así de la manera esperada. Uno puede pensar que popularidad y buena gobierno del presidente Lacalle en funciones no se trasmiten necesariamente en votos para el sucesor Delgado...

No voy a ensayar respuestas apresuradas sobre el tema a manera de autocrítica pero daré algunos breves adelantos a manera de tips de por qué ocurrió lo que ocurrió.

Hubo una caída estrepitosa del poder electoral de algunos partidos integrantes de la coalición, el caso de Cabildo Abierto y el Partido Independiente en particular y al mismo tiempo un crecimiento de las alternativas radicales como el Partido de Identidad Soberana -fuera de la Coalición-  que obtuvo dos diputados y casi un senador. Acá hay un tema a tener muy en cuenta. El desgaste del poder y la desilusión crónica del votante uruguayo pudo haber actuado en contra de los intereses de la Coalición Republicana. El desinfle de estos partidos implicó el traspaso de los votos: y a propósito el unico partido de la Coalición que creció electoralmente de un período a otro fue el Partido Colorado con Bordaberry y Ojeda.

Es probable que la candidatura de Delgado y Ripoll no hayan tenido el peso y la autoridad suficiente para comandar los destinos de la Coalición con los votos de los colorados y otros socios en forma unánime, en mayor o menor medida. Hubo un traspaso de votos hacia Orsi de votantes de los partidos integrantes de la Coalición del pasado octubre al balotaje del último domingo de noviembre. Orsi pasó olímpicamente del 43% en octubre al 52% un mes después, esos son votos migrantes. También el efecto Buquebus con los tradicionales votos militantes de la izquierda residente en Argentina, todo suma.

En los próximos días, semanas y meses se dará la discusión y el debate sobre victorias de unos y derrotas de otros. Y a la vuelta de la esquina y a estarán las elecciones departamentales. La victoria nacional del Frente Amplio le da otro sabor a la pelea por las intendencias municipales de todo el país.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking

Titulares Diarios

Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte