Anotaciones Callejeras
Cuando se habla de la velocidad como uno de los problemas en el tránsito, lo más común es que surja el tema de la alta velocidad, del exceso. Sin embargo, ayer nos llegó un comentario que apuntaba a lo contrario: la velocidad muy baja como una problemática, en tanto también perjudica a otros y hasta puede provocar complicaciones mayores. Una persona nos decía que circuló en su auto por la Costanera Sur hacia el centro, desde el parque Matos Netto hasta la esquina de calle Rivera, a paso de peatón. Sucede que adelante venía una camioneta de gran porte, con una velocidad que "apenas se movía, y no dejaba pasar (adelantar) a nadie". Además, hay que recordar que en ese tramo no está permitido el adelantamiento de vehículos. Pero lo que nos planteaba concretamente este hombre es: "¿cómo se hace para que ellos (los que iban en la camioneta) puedan pasear lentamente, como se ve que hacían, y nosotros que teníamos apuro por un trámite en el centro podamos compartir la calle?", se preguntaba.
La verdad que es una curiosidad, interesante. Nuestro interlocutor nos decía:" se los comento para que puedan compartirlo y razonar el tema entre todos". Difícil encontrar una solución salvo el sentido común y la lógica, porque en lo legal, hay velocidad máxima permitida pero, hasta donde sabemos, no hay mínima. Y por supuesto que el sentido común es el menos común de los sentidos, y la lógica no siempre acompaña a la mente humana.
En la edición del jueves, en esta misma columna La Prensa contó la situación que viven los vecinos de Brasil y San Eugenio. El estado de la calle es desastroso (entre barro y pozos) y corren aguas servidas. Esta mañana, nos dijeron que concurrió personal de la Intendencia a reparar. Mientras se aprestaban a escribirnos algunas líneas agradeciendo la publicación de este vespertino y el trabajo rápido de los funcionarios de Obras, comprobaron que "ya se estaba rompiendo todo de nuevo, un desastre total, sin comentarios", nos dijeron. Es decir, fue un trabajo más como el que tantas veces se hizo allí, sin ningún resultado.
Esto da para pensar en el gasto que implican estas reparaciones. Se invierte en material y en tiempo de trabajo. ¿Para qué, si no dura nada? ¿Falla el material que se utiliza? ¿Falla el conocimiento de los trabajadores? ¿El problema es que faltan recursos para hacer algo mejor, y más definitivo? Son todas preguntas que sobrevuelan en la población... De ese lugar y de tantos y tantos otros.
Una señora que habitualmente pasa por la plaza Treinta y Tres, comentó hace unos días que estaba muy contenta porque había visto que en la fuente del medio, estaban funcionando perfectamente los chorros de agua. A la vez decía, que le gustaría que todos los chorros de esa plaza (del caminero hacia la iglesia y de la otra fuente) volvieran a funcionar. "¿Será posible?
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