Uruguay y su estrategia comercial: entre Europa y el Pacífico
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Por Jose Pedro Cardozo
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El actual gobierno uruguayo, en sus ultimas semanas de gestión, a través de su Cancillería, continúa dado pasos firmes para consolidar la inserción en la economía global mediante dos frentes claves: el acuerdo con la Unión Europea (UE) y la posible adhesión al Acuerdo Transpacífico (CPTPP). Ambas estrategias responden a una política exterior orientada a la diversificación de mercados, la reducción de barreras arancelarias y la atracción de inversiones, elementos fundamentales para el desarrollo económico del país.
La reciente firma del acuerdo entre el Mercosur y la UE, tras 25 años de negociaciones, representa un hito para Uruguay y sus socios regionales. Este tratado, que contempla la eliminación del 70% de los aranceles europeos de forma inmediata, ofrece una oportunidad inédita para potenciar las exportaciones uruguayas, especialmente en sectores como la agroindustria y los servicios. Además, las pequeñas y medianas empresas podrán beneficiarse de la reducción de barreras comerciales, lo que les permitirá una mayor competitividad en el mercado europeo.
Sin embargo, a pesar de las buenas perspectivas en Bruselas, el gobierno uruguayo es consciente de que en Italia se podrían encontrar ciertas resistencias, particularmente debido a la postura proteccionista del gobierno de Giorgia Meloni. En este sentido, la diplomacia uruguaya tiene la tarea de reafirmar los beneficios mutuos de este acuerdo, destacando no solo el acceso a productos sudamericanos en Europa, sino también el intercambio de tecnología y conocimiento.
De manera paralela, la Cancillería uruguaya ha puesto su mirada en el CPTPP, un acuerdo que abarca el 17% del comercio mundial y que podría representar un salto cualitativo en la inserción de Uruguay en mercados clave como Japón, Canadá y Australia. El viaje del subsecretario de Relaciones Exteriores, Nicolás Albertoni, a Japón refleja la intención de avanzar en este proceso, que podría traducirse en un significativo aumento de exportaciones y atracción de inversiones.
No obstante, la adhesión al CPTPP también implica desafíos, como la necesidad de flexibilizar ciertas normativas de comercio exterior y de cumplir con los exigentes estándares del tratado. En este sentido, Uruguay deberá evaluar con cautela los costos y beneficios de esta incorporación, asegurándose de que el acuerdo contribuya al crecimiento del país sin comprometer sectores sensibles de su economía.
El camino que está tomando Uruguay, y que ojalá mantenga el gobierno electo, responde a una estrategia de equilibrio: por un lado, busca fortalecer el Mercosur a través del acuerdo con la UE, pero al mismo tiempo explora nuevas alianzas fuera del bloque sudamericano. Esta política de inserción internacional, aunque acertada, también plantea desafíos políticos y económicos que se deben manejar con habilidad diplomática.
En este contexto, el éxito de estas iniciativas dependerá de la capacidad de negociar con inteligencia, de construir consensos internos y de garantizar que la apertura comercial se traduzca en mejoras concretas para la economía uruguaya. Porque estos acuerdos, más allá de quien conduzca al país, marcarán el futuro del comercio exterior del Uruguay y su rol en el escenario internacional y el crecimiento y desarrollo que necesita Uruguay para seguir avanzando y posibilitar el mejor nivel de vida de su gente.-
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