Es innegable el avance de estudiantes a nivel terciario
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Por el Lic. Fabián Bochia
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fbochia@laprensa.com.uy

La reforma de Germán Rama, a fines de los años 90, intentó surtir un efecto positivo en relación a la centralización tradicional de la educación en nuestro país.
Especialmente en los niveles terciarios de formación docente se veía una fuerte presencia de Montevideo como centro de oferta educativa. Es posible vislumbrar el alcance de este hecho cuando los datos arrojan luz sobre la cantidad de docentes habilitados en el país para ejercer la docencia: 44,4% en la capital y 19,6% en el interior del territorio. Resulta un dato de relevancia si se considera que la mayoría de los que ejercen la labor docente en el resto del país carecen del aval académico total, es decir, no son poseedores de la titulación en Profesorado de Educación Media, pero sí se encuentran aptos para la enseñanza en Secundaria.
La reforma de Rama a fines del siglo XX tuvo un impacto positivo en la formación docente. Sobre todo se logró una expansión de la oferta educativa al crearse seis Ce.R.P. en el interior del país, que atrajo a estudiantes interesados de distintos departamentos hacia estos nuevos centros recién formados, como es el caso del Ce.R.P. del Litoral de la ciudad de Salto.
Por otra parte, otra de las cuestiones referidas a la educación terciaria son las universidades con sus distintas disciplinas. Antes de la década del 70’, la población universitaria se encontraba estudiando en la capital debido a que todos los centros de formación avanzada se encontraban allí, hasta que comenzó una etapa de descentralización educativa, buscando crear nuevos centros de estudio en el territorio nacional para que los estudiantes no tuvieran que irse de sus respectivas ciudades en búsqueda de oferta educativa.
Actualmente, la situación ha cambiado y la educación terciaria se ha diversificado alrededor del país, según la Comisión Coordinadora Interior perteneciente a la UDELAR, hoy en día la matrícula de estudiantes universitarios en el interior se disparó a un 16% (aproximadamente 20.000 alumnos) en comparación al comienzo de siglo donde la matrícula no superaba el 4% (unos 3.000 alumnos) del total de estudiantes universitarios del país. Según explica el presidente de dicha comisión Rodney Colina, ello se debe al incremento de institutos pertenecientes a UDELAR, desarrollado mediante la inversión en infraestructura a lo largo y ancho del país, donde la oferta educativa asciende a un 50% del total correspondiente al país, superando el 10% que mantuvo a principio de siglo, ello nos demuestra una clara tendencia a descentralizar la educación y mejorar las oportunidades al interior del país, sin embargo, todavía la mitad de las carreras que pueden ser cursadas en el país se encuentra en la capital Montevideo.
Por otra parte, es de vital importancia aclarar que la matrícula de estudiantes no hace referencia a un solo individuo, debido a que un estudiante puede cursar distintas carreras universitarias y cuenta en todos los institutos que pertenece, es decir, el número de 226.239 estudiantes en 2020 no hace referencia a los individuos individualmente considerados.
A esta reforma de Rama en nuestro país es posible agregar una factor de análisis clave para entender la profundidad y los alcances que aún obstaculizan las políticas públicas en torno a la descentralización del nivel terciario, que es lo que el sociólogo Pierre Bourdieu define como “capital cultural” (1987). Este concepto fue creado por el autor para criticar los fundamentos de las teorías del Capital Humano, en auge durante gran parte del siglo XX y que aún impregna distintos elementos de la política educativa de nuestro país. Para este sociólogo, los estudiantes no sólo están limitados por elementos económicos (como lo planteaban las teorías críticas clásicas), sino por un conjunto de valores culturales, familiares e institucionales. Este concepto nos resulta clave para explicar que, aún habiendo políticas públicas contra la deserción, la centralización y la falta de acceso a la educación, se perpetúan distinciones condicionantes que no obedecen únicamente a lo económico.
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