La falta de agua tiene sus razones
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Por el Lic. Fabián Bochia
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fbochia@laprensa.com.uy
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Un tema que nos viene ocupando es el deterioro del ambiente que ha sido una constante en los últimos años y qué hemos hecho para merecerlo, lo que es bastante sin dudas. En un Editorial pasado hablábamos del cambio climático que hemos ido generando con nuestro accionar provocando un recalentamiento tremendo de las ciudades al punto que hoy no hay lugar fresco, aún los pocos espacios que van quedando verdes dentro de la mole de hormigón que son las ciudades.
Vayamos al tema del agua. El Uruguay vivió hace un par de años una sequía tremenda de la que algunos expertos en el tema dicen que no nos hemos repuesto aún. Eso generó que por ejemplo en la ciudad de Montevideo se viviera con zozobra la falta de agua en verano al punto que los informes diarios incluian cómo venía la cota de agua en Paso Severino, principal reserva de agua de OSE.
En el Uruguay se ha dado un extraordinario impulso al tema de la plantación de eucaliptus al punto que se habla de los "desiertos verdes". Expertos en temas forestales dicen que cada árbol de estos toma entre ochenta y noventa litros de agua por día lo que ni hablamos lo que daría la cuenta si multiplicáramos cada árbol por esa cantidad por treinta que son los días del mes. Da miedo. Aún si el dato fuera exagerado igual toman agua en forma abundante, el agua que después nos falta. Esto que le pasó a Montevideo y el área metropolitana también se dio, en menor medidas, en varios departamentos del interior del país. Fui increíble que en el Uruguay hubiera que cuidar cada gota cuando en este país hay cursos de agua por todos lados, hay agua subterránea, está el Acuífero pero nuestras conductas han ido horadando algo que deberíamos haber cuidado como el oro, o más también.
Si miramos en perspectiva en las últimas décadas no se han registrado mayores problemas a nivel del consumo de agua. Por ejemplo, en tiempos de sequía se pedía que se cuidara y que no se lavaran los autos como un caso emblemático de despilfarro. Pero llegar casi a la extinción del líquido vital nunca los habíamos visto, La gente tenía que cuidar realmente obligada el uso del recurso hídrico y para tomar todos se volcaba a las aguas mineras con y sin gas al punto que empresas salteñas aprovecharon para vender en el mercado capitalino y de la zona metropolitana. Fue increíble lo que se tuvo que pasar, es cierto, pero si vamos reconstruyendo lo que hemos hecho en Uruguay y en la región en las últimas décadas perfectamente nos damos cuenta que hemos ido dañando y mucho todo nuestro sistema de relacionamiento y uso de recursos que extraemos de la naturaleza.
Pensemos que tenemos tres plantas de celulosa en el Uruguay, las tres de enormes dimensiones, una en Fray Bentos, otra en Punta Pereyra y la más reciente en Durazno cerca de Paso de los Toros. Esas enormes inversiones necesitan la materia prima que es el árbol por lo tanto detrás de esa industria hay otra industria que es la de los viveros de las plantaciones de eucaliptus que vemos cuando nos adentramos en rutas y caminos.
Esas empresas que han generado desarrollo, trabajo y movimiento, aunque también gozan, hay que decirlo, de enormes exenciones fiscales, han cambiado el perfil del Uruguay y eso a la larga no es gratis, se paga, y acá va uno de los costos, la falta de agua en la región metropolitana a niveles alarmantes como los que vivimos hace solo dos años.
Hoy hay otros proyectos pero no olvidemos que corremos detrás de la solución. Faltó previsión no solo del cambio climático a nivel mundial sino de los que hemos ido haciendo nosotros mismos en nuestro país y por ende las culpas que realmente tenemos.
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