
Oddone en Washington /
Entre el marketing internacional y riesgos internos
El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, viajó a Washington para participar de las reuniones del FMI y del Banco Mundial. Allí presentó a Uruguay como un país confiable, sólido en materia fiscal y de deuda, buscando seducir inversores y reforzar la imagen internacional del gobierno de Orsi. Sin embargo, detrás de los elogios y la “avidez” de los mercados por la deuda uruguaya, se esconde un escenario político y económico lleno de tensiones: un Ejecutivo dependiente del endeudamiento externo, con dificultades para imponer reformas y riesgos crecientes frente a organismos internacionales.
Deuda y dependencia: la confianza comprada con títulos
Oddone anunció una próxima salida de Uruguay al mercado de capitales, enfatizando el interés de los inversores. Pero esa “confianza” no es gratuita: el país sigue aumentando su exposición al endeudamiento externo. El mensaje que se transmite hacia afuera —Uruguay como destino seguro para inversión y deuda— contrasta con la realidad interna: sin reformas estructurales profundas, la sostenibilidad fiscal se mantiene condicionada por préstamos y colocaciones de títulos. En términos políticos, esto refleja una estrategia de “comprar tiempo” más que de encarar los desafíos de fondo.
Presupuesto aprobado: consensos que esconden debilidades
La aprobación del proyecto de ley de Presupuesto en Diputados fue presentada por Oddone como “una señal política importante”. Sin embargo, la necesidad de negociar con Cabildo Abierto y contar con apoyos parciales de la oposición evidencia que el gobierno carece de mayoría propia sólida para implementar su estrategia económica. El Ejecutivo celebra la convergencia fiscal basada en nuevos recursos impositivos, pero esta estrategia puede tensionar a la sociedad y alimentar la percepción de que el gobierno se apoya en consensos circunstanciales para sostener un plan que no es plenamente aceptado dentro de su coalición. En términos políticos, esto puede generar desgaste y debilitar la autoridad del Ejecutivo en los próximos meses.
Secreto bancario: una prueba de fragilidad institucional
El fracaso en flexibilizar el secreto bancario —requerido por la OCDE— expone las limitaciones del gobierno. A pesar de haber planteado soluciones y advertido sobre riesgos de sanciones internacionales, el Parlamento decidió rechazar los cambios. Oddone admitió que esto podría derivar en una rebaja de la calificación de Uruguay y afectar relaciones con la Unión Europea. El episodio revela un problema: el Ejecutivo no logra imponer políticas sensibles incluso cuando están en juego compromisos internacionales y la reputación del país. En términos políticos, evidencia la debilidad del gobierno frente a su propio bloque parlamentario y la dificultad de alinear la estrategia nacional con las exigencias externas.
Entre la foto internacional y la realidad doméstica
El marketing internacional no puede ocultar que la gestión de Orsi y Oddone se sostiene sobre consensos frágiles y soluciones temporales. A medida que los desafíos fiscales, económicos y de cumplimiento internacional se profundicen, la política uruguaya podría encontrarse pagando el costo de un exceso de optimismo mediático y poca acción estructural.
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