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Walter H Abelenda y Gerardo Zambrano resaltaron la unidad, la confianza, el apoyo mutuo, características fundamentales para continuar avanzando.

Plaza Rural cumplió 23 años y lo celebró rematando, con la presencia del presidente Luis Lacalle, y el subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa. Walter Hugo Abelenda recordó que Plaza Rural nace en la conjunción de unas 15 o 16 firmas rematadoras que competían en los distintos negocios, “pero de a poco fuimos formando una simbiosis basada en la confianza y en el apoyo mutuo”.

Eso logró que “en este momento nosotros estamos más unidos que nunca”, aunque hay “alguna firma que comenzó con nosotros y por distintas razones después tuvo que abandonar, pero eso no impidió que el grupo siguiera y que se incorporaran otras firmas”, y lo hicieran “con éxito”.

“23 años no es un día y se demuestra que Plaza Rural y el sistema virtual de ventas ha modificado la comercialización de haciendas para siempre”, enfatizó.

Respecto a los “traspié” que sufrió el consorcio, el rematador dijo que éstos ocurrieron porque también los hubo en el país a una magnitud mayor, “como fue la aftosa, o  en los temas económicos, pero siempre (seguimos) para adelante y siempre convencidos de que hay que seguir y luchar juntos”.

También resaltó el rol del Banco República, que siempre ha apoyado: “En el BROU hemos encontrado un apoyo elogiable, porque las cuerdas salen del mismo cuero y todos los beneficios alcanzados para el comprador como el vendedor, son cuerdas que hemos compartido entre Plaza Rural y el BROU”.

Concluyó subrayando que “la confianza y la ética” explican la trayectoria de 23 años

GERARDO ZAMBRANO: “LA CONFIANZA ES LA BASE

Gerardo Zambrano comentó que la adaptación, el aggiornamento y la confianza explican el éxito de Plaza Rural: “El éxito es que en estos 23 años fuimos incorporando cosas, formando el grupo, la confianza a nivel de escritorios y productores, y la inquietud de ir buscando la forma de mejorar el servicio y abaratarlo si es posible”.

El inicio fue en base a “un modelo que nosotros no inventamos sino que vino de la Ganadera Hereford. Participamos en la primer Ganadera Hereford en Kiyú y vimos que era una herramienta muy buena, surgiendo Plaza Rural”.

“Juntar 16 firmas de todo el país era difícil”, en un ambiente de “competencia y debiéndonos mentalizar para que esa competencia aporte y no destruya. Eso fue una adaptación compleja”, pero resultó en un “grupo homogéneo, donde hubo algunos cambios pero todos buscando la misma filosofía y forma de trabajar”.

Zambrano señaló que fue “muy complejo” explicar el sistema a los productores, porque éstos tenían la costumbre de las ferias donde la dinámica es otra: “El productor no participaba de Plaza Rural porque estaba acostumbrado a las ferias y calcular kilos, y su habilidad en la compra se perdía porque acá el negocio es por catálogo”, pero con el tiempo “se dieron cuenta que el sistema era propicio para comprar volumen”.

“Toda la evolución favorable del sistema fue por las ventajas que tienen los que participan, si no fuera así no tendría el crecimiento que tiene ni habría otros grupos que participan en otras pantallas. El sistema va a seguir mejorando y creciendo”, vaticinó.

Recordó que en un mes de mayo “se vendieron 50.000 reses, y un comprador adquirió 10.000, lo que es inviable hacerlo” en otros sistemas.

“Muchos grandes compradores de ganado que esperan remates virtuales porque es la forma de hacerse de volumen, ganados elegidos, estudiados y la confianza de la descripción dada por inspectores tercerizados”, añadió.

Para que funcione, “es fundamental que quien compra ganado lo reciba tal como quiso” y de acuerdo al catálogo, o en su defecto mejor, “pero nunca peor, y si es peor hay que buscarle una solución, porque la confianza es la base”.

Como dijo (Ignacio) Buffa, “es la cooperación dentro de la competencia”, concluyó.

ADAPTARSE Y ACOSTUMBRARSE: DEL PRADO AL SHERATON

Walter Abelenda contó la anécdota que Plaza Rural comenzó haciendo sus remates en el Prado de Montevideo hasta que se plantea “la necesidad de cambiar de lugar”, por lo que “alguien sugiere el hotel Sheraton.

La idea recibió la objeción de que era difícil que alguien del interior fuera a un remate realizado allí: “Nos dijimos: ‘¿Vos te imaginas un paisano de botas y bombacha que se arrime al Sheraton?’”, narró. “Y la verdad es que nos adaptamos a rematar en forma virtual, así como la gente se adaptó a vender y otros a comprar en forma virtual, y el paisano se adaptó a venir con el termo y el mate debajo del brazo y sentarse en el Sheraton como si fuera su casa y operar tranquilamente con mucha más sencillez y naturalidad de lo que nos imaginamos.

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