Acuaponía /
Una solución sostenible que une peces y vegetales
La acuaponía une la acuicultura (cría de peces) con la hidroponía (cultivo sin suelo). En este sistema, bacterias transforman los desechos de los peces en nitratos, que las plantas absorben para crecer de forma vigorosa. El agua, limpia tras este proceso, regresa a los tanques, cerrando un ciclo eficiente y ecológico. Este modelo utiliza hasta un 90% menos de agua que la agricultura convencional y evita el uso de fertilizantes químicos. Este enfoque es relevante por su sostenibilidad y versatilidad: permite producir alimentos frescos en espacios reducidos, desde azoteas hasta patios urbanos. Su implementación en países como Japón, Australia y Estados Unidos ha marcado un antes y un después en la producción sostenible, mientras que en regiones vulnerables se convierte en una herramienta clave contra la inseguridad alimentaria.
Río Negro (Arg.) / Innovación con impacto local
En la Estación Experimental del INTA, el equipo liderado por Aldo Alarcón ha adaptado la acuaponía para las condiciones locales. Usando carpas comunes, una especie invasora del río Negro, y ajos Morado INTA, lograron integrar un sistema que no solo es eficiente, sino que transforma problemas ambientales en soluciones productivas.
Las Carpas
Las carpas, capturadas directamente del río, aportan nutrientes esenciales para el desarrollo de las plantas y pueden ser procesadas como alimento. Según Alarcón: “La simplicidad y eficiencia de la carpa común como base del sistema acuapónico es notable, tanto por su aporte al cultivo como por su potencial gastronómico”. En agosto de 2023, se realizaron preparaciones culinarias con carne de carpa, mostrando su versatilidad y rompiendo prejuicios sobre su consumo. También se determinó su rendimiento, destacando su utilidad como recurso proteico local.
Los ajos morados
El ajo Morado INTA, por su parte, mostró un pleno desarrollo en este sistema, completando su ciclo de cultivo con bulbos de excelente calidad comercial. Esta variedad no solo resalta por su sabor y durabilidad, sino también por su capacidad para diversificar la oferta hortícola en sistemas acuapónicos. “El cultivo de ajo en este contexto es un ejemplo de cómo integrar especies de alto valor comercial en una técnica sostenible”, agregó el técnico.
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