Alzheimer /
Afecta a uno de cada diez adultos mayores de 70 años
Un estudio publicado en la revista Nature presentó los primeros datos poblacionales sólidos sobre la prevalencia de los cambios neuropatológicos asociados a la enfermedad de Alzheimer, considerados un factor causal clave de la demencia. La investigación, liderada por un equipo internacional del King’s College de Londres, el Hospital Universitario de Stavanger y la Universidad de Gotemburgo, sugiere que la magnitud real de la enfermedad ha sido subestimada durante años.
El trabajo confirma que el Alzheimer afecta aproximadamente a uno de cada diez adultos mayores de 70 años y que su prevalencia aumenta de forma marcada con la edad. Mientras que menos del 8% de las personas entre 65 y 69 años presentan biomarcadores claramente anormales, la cifra asciende al 65% en mayores de 90 años. Estos datos refuerzan la idea de que la enfermedad es mucho más frecuente en edades avanzadas y menos común en menores de 75 años de lo que se creía.
El estudio se basó en el análisis de 11.486 muestras de sangre de participantes del Estudio de Salud Trøndelag (HUNT), en Noruega. Los investigadores midieron los niveles de la proteína pTau217, un biomarcador sanguíneo que indica acumulación de placas beta-amiloides en el cerebro, rasgo distintivo del Alzheimer. Hasta ahora, el diagnóstico requería técnicas invasivas y costosas, como la punción lumbar o estudios PET, lo que limitaba la evaluación en personas sin síntomas.
Lo comprobado
Entre los mayores de 70 años, un 10% presentaba deterioro cognitivo y niveles elevados de pTau217; otro 10%, deterioro cognitivo leve; y un tercer 10%, niveles altos del biomarcador sin síntomas, lo que se denomina Alzheimer preclínico. En total, alrededor del 11% de este grupo etario cumpliría los criterios para recibir tratamientos con nuevos anticuerpos monoclonales que pueden ralentizar la progresión de la enfermedad.
El estudio también desmiente que el Alzheimer sea predominantemente femenino, al no hallar diferencias entre sexos, y sugiere que un mayor nivel educativo podría tener un efecto protector. En un mundo que envejece rápidamente, la posibilidad de detectar el Alzheimer con un simple análisis de sangre abre perspectivas decisivas para la prevención, la intervención temprana y la planificación de los sistemas de salud.
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