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La muerte del arquitecto Ivón Grilli nos deja varias reflexiones, luego, claro está del saludo a su familia, amigos y compañeros de ruta.

Se trata de un arquitecto de los de la vieja guardia por así decirlo, muy preocupado por el entorno, por la ciudad, por la cultura, por el legado a las futuras generaciones. Grilli era poseedor de una sensibilidad especial que le daba a sus obras la calidad no solo de un profesional sino de un agente cultural, que es lo que se le puede decir a este hombre que siempre se preocupó por su Salto. Ojalá se lo recuerde con concursos, con actividades pues su sensibilidad así lo merece.

 

Un lector de La Prensa paró su coche en calle Uruguay y un enjambre de personas se le vinieron encima. Por un lado un cuidador a venderle las boletas de estacionamiento, y tuvo que pagar, 38 pesos la media hora que se transforman en 40 por darle propina al trabajar. Luego apareció un muchacho que vendía roscas caseras y solicitaba que se le comprara para ayudarlo. Luego una chica con listas de un partido y después un vendedor de Remar. Cuando pudo logró salir del auto y comenzar a caminar rumbo al destino prefijado. Es bravo así.

 

Vamos rumbo a las vacaciones de julio y eso mueve todo el mercado de los docentes particulares. A veces no nos damos cuenta pero es mucha la gente que se hace unos pesitos a partir de dar clases preparatorias para los exámenes. Se presentan academias por un lado pero muchos lo hacen en su casa, y tienen esa linda "gotera" ante julio y luego, claro está para final de año y febrero. Hay miles de pesos que se mueven por allí y bien que lo saben los padres que tienen que aportar para terminar de formar a sus chicos.

 

Estamos a poco de las elecciones internas que como todos sabemos son obligatorias para los partidos políticos pero no para los ciudadanos lo que hace que el despliegue sea menor. Veremos que sale al final, pero vemos cierto clima por un lado y a la mayoría de la gente con sus preocupaciones habituales por otro. También se ha visto poco de asado y chorizada y más bien redes sociales y publicidades de todo tipo junto a folletería. Parece que el precio de la carne hizo que mermara las "tiritas".

 

En los ochenta y noventa eran famosos lo asados en los clubes políticos y había gente que se los recorría como forma de paseo gastronómico aunque después votaba a cualquiera. Pero que comía asado, comía.

 

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