Cada 23 de octubre en nuestro país se celebra el Día del Periodista y del Trabajador de los Medios de Comunicación en todos sus ámbitos. Este día consagrado en las leyes Nº16.154 y 19.715 establecen que sea a nivel Nacional. Esta conmemoración se remonta a un momento crucial en la historia, un 23 de octubre de 1815, cuando José Gervasio Artigas envió un oficio al Cabildo de Montevideo apoyando la publicación del Periódico Oriental. Su editor fue Mateo Vidal, sacerdote y político que se integró al movimiento independentista y revolucionario, siendo elegido diputado en el Congreso de Tres Cruces para representar a la Banda Oriental ante la  Asamblea Constituyente del año 1813.

Artigas calificó la publicación como una herramienta fundamental y exhortó a los integrantes del cabildo a promover la libertad de prensa en el territorio nacional.

Desde ese momento la fecha remontó un significado importante y trascendente que se mantiene hasta el día de hoy vigente.

Sin lugar a dudas que no es día más, se celebra la labor de quienes dedican su vida a informar, una actividad en la construcción de las democracias, así como la responsabilidad ética y social de quienes la ejercen. Se debe destacar el papel de las y los periodistas como narradores de la historia, promotores de la pluralidad, la libertad de expresión y sostén del derecho ciudadano a informarse.

Hoy vivimos en un mundo saturado de información, donde las fronteras entre la verdad y la desinformación se desdibujan, la labor periodística se convierte en un pilar fundamental para el funcionamiento democrático de cualquier sociedad.

El periodismo, en su esencia, es un acto de servicio público. Los periodistas tienen la responsabilidad de informar a la sociedad, de investigar la verdad y darla a conocer. No es una tarea fácil. Con la era digital, en donde las noticias circulan a la velocidad de la luz y las plataformas digitales se han vuelto la principal fuente de información para muchos; el desafío de verificar la veracidad de los hechos se torna enorme. La desinformación, alimentada por la inmediatez y la falta de rigor y seriedad, amenaza a los medios tradicionales, que también se aggiornar o se mueren.

A lo largo de la historia, los periodistas han enfrentado adversidades. Desde la censura hasta la violencia, su compromiso con la labor ha costado vidas y libertades en distintos países del mundo. Los ataques a la libertad de expresión, la represión y las amenazas son realidades diarias que deben afrontar quienes dedican su vida a este trabajo.

La transformación digital ha cambiado no solo la forma en que consumimos noticias, sino también cómo se producen. Las redacciones tradicionales se enfrentan a la presión de adaptarse a un sistema donde el contenido audiovisual y las redes sociales dominan. En este escenario, es esencial que los medios mantengan su compromiso con la ética periodística. La veracidad, la imparcialidad y la responsabilidad son valores que no deben perderse, incluso en la búsqueda de la inmediatez.

El Día del Periodista y del Trabajador de los Medios de Comunicación es una celebración de la libertad de expresión. Es un recordatorio de que en una sociedad democrática, la información debe ser accesible, plural y veraz. Celebrar este día implica también cuestionar nuestras propias prácticas como consumidores de información. Día a día enfrentamos desafíos significativos, pero también tenemos la oportunidad de reinventar y fortalecer esta profesión. Reconocer y apoyar a quienes dedican su vida a informar no solo es un acto de justicia, sino una inversión en un futuro más informado y participativo. Este día es una celebración, pero también un llamado a la acción por un periodismo valiente, riguroso y comprometido con la verdad.