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Es el mediodía del día de la elección. Es la casa del doctor veterinario Álvaro Delgado, candidato a la presidencia por la Coalición Republicana. Llega una mujer conocida, muy conocida, es economista y se llama Azucena Arbeleche. Ahora vamos a hablar de ella. La entrevistan y dice poco, pero en realidad dice mucho.

"Vine a saludar a Álvaro, lo aprecio mucho, trabajé mucho con él, claro que lo valoro y lo apoyo. A Valeria (Ripoll) no la conozco tanto, pero sé de su lucha por temas como la discapacidad que la involucran". Luego siguió su andar.

Un día un periodista del Diario El País acordó una nota con el por entonces senador doctor Luis Lacalle Pou, y candidato a la presidencia de la República. "Claro", le dijo el legislador y a otro día se hizo el reportaje. Una vez que arrancó le sonó el celular a Lacalle, algo habitual claro, pero esta vez el hombre pidió perdón. "Disculpame (dijo el a la postre presidente), es Azucena, nunca llama, nunca molesta, por lo que si lo hace es por algo importante", acto seguido habló con la economista. O sea que no estamos hablando de un cuatro de copas sino de la persona más importante para el presidente de la República actual, la persona que estuvo al frente del más importante ministerio durante todo el período y que nunca, nunca, se manejó su alejamiento. En ese marco, todo lo que diga vale, que no es mucho, porque habla poco, pero cuando lo hace marca, y, si volvemos al principio de esta nota veremos que no dice mucho de Ripoll. Ergo, no lo aprobaba, claro, nunca lo va a decir, nunca va a salir a la palestra a decir que no estaba de acuerdo con la elección de Delgado sobre quién lo acompañaría en la fórmula para alcanzar el gobierno de la nación a partir del año que viene.

Claro que Arbeleche no es Sebastián Da Silva, por lo que hay que agarrar con pinzas y sacar del fondo de un diálogo hasta nimio lo que quiere decir. Pero se sabe expresar, claro que tiene tantos códigos que no se le escapa una y si la mujer más importante del gobierno actual, o la dos después de Argimón, dice que "no la conozco tanto" es que no la conoce nada y ese mensaje solo sirve para pintar una situación. Claro que después Ripoll regó la cancha de sudor, de eso no hay duda, luchó como un soldado y no le caben prendas de lo que hizo, el tema es el otro, el tema es si logró mover a la barra o generó anticuerpos, o generó problemas para abajo con blancos de estirpe que la vieron muy mal a ella y a su designación.

También hay que mirar a la coalición de gobierno actual y ver cómo "enganchó" al resto de los dirigentes la elección de la candidata a la vicepresidencia de la República, por ejemplo en su momento Ripoll tuvo palabras bravas para Manini Ríos y su Cabildo Abierto; sobre esos escombros hubo luego que reconstruir.

Sería muy simplista decir que se perdió por Ripoll, pero visto en perspectiva no fue la mejor decisión que tomó Delgado que, amparado en la enorme diferencia que le sacó en la interna del Partido Nacional a Laura Raffo, dejó a la economista y periodista por el camino y se plegó a una mujer que llegaba con pasado de militante comunista y gremialista encima de los municipales de la capital, donde el paro es casi que una forma normal de relación con la población. Son cositas que van sumando y que ayudan a interpretar un momento bravo de la Coalición Republicana.

 

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