¿Jerarquizar la política?
- Por Correo de los Viernes
La aparición de Blanca Rodríguez en el escenario político ha estado plagada de declaraciones que no hacen más que evidenciar su desconexión y, francamente, su soberbia. Presentarse como alguien que “jerarquiza la política”, como si todo lo anterior a su llegada fuera de menor calidad, no solo es una afirmación altiva, sino también ofensiva.
¿Qué ha hecho Blanca Rodríguez desde que ingresó a la política? Poco, más allá de prometer “altura” y “diálogo” mientras aprovecha cada oportunidad para hacer comentarios burdos y vacíos en redes sociales. Como senadora electa, podría al menos intentar aportar algo de sustancia a la discusión pública. Sin embargo, su intervención durante el debate presidencial del pasado domingo nos dejó claro que su idea de “jerarquizar” la política consiste en apuntar pequeñeces y tratar de adueñarse de palabras como si fueran patrimonio exclusivo del frentismo.
“Dijo 'gurises', dijo 'gurí', ¿el candidato de la coalición de gobierno? El marketing funciona”, escribió la ex presentadora en redes sociales, como si el uso de un término tan común en el habla popular uruguaya fuera una especie de apropiación cultural de la izquierda. Lo cierto es que la senadora electa se mostró pequeña y mezquina, buscando trivialidades para intentar criticar a su oponente.
Sebastián Da Silva, senador del Partido Nacional, no tardó en responderle, y con razón. “Blanca, los blancos usamos el término gurí, gurisa, gurisada, mucho más que vos a lo largo de toda tu trayectoria en Canal 10. No podés, vos que pretendías elevar el nivel de la política, llegar a una pavada de esas”, dijo. Da Silva no hizo más que decir lo obvio: criticar a alguien por el uso de una palabra que forma parte del acervo cultural de todos los uruguayos es un verdadero despropósito.
La realidad es que las pocas intervenciones de Blanca Rodríguez en el escenario público han sido, por decirlo suavemente, un mamarracho. Prometió no entrar en el agravio y en la mentira, pero su actitud hacia Delgado durante el debate presidencial estuvo lejos de ser constructiva. Pareciera que a Blanca le importa más buscar cómo diferenciarse a toda costa que contribuir al diálogo que ella misma dijo querer fomentar.
Para alguien que asegura haber llegado para “jerarquizar” la política, sus apariciones han sido cualquier cosa menos eso. Han sido superficiales, mezquinas y, en definitiva, una muestra clara de que la soberbia no es buena consejera. Está mostrando la hilacha, y cuanto más habla, más evidente queda que su aporte al Senado difícilmente estará a la altura de lo que Uruguay necesita.
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