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La caída del real complica el intercambio comercial del resto de los miembros del Mercosur, que en el caso de Uruguay, promete ser mucho mas grave, porque recordemos y tengamos muy en cuenta, es el segundo mercado y destino de sus exportaciones. Lo que lleva a pensar de que el déficit de la balanza  comercial, tradicionalmente favorable el “país continente” del sur de América Latina se resentirá y profundizará muchísimo mas en el caso particular de nuestro país. 

Todo parte, de la dura realidad, de que la cotización del dólar estadounidense en Brasil cruzó ayer jueves el umbral de los 6 reales para alcanzar una cotización nunca vista desde la creación de esa moneda, en 1994, confirmando la tendencia a la devaluación que sufre la moneda del socio mayor del Mercosur.

En lo que va de la jornada de hoy, a la apertura de los mercados financieros, la divisa brasileña cayó otra vez más de 1% , con lo que ya se depreció en lo que va del año algo más del 20% frente al dólar. Este movimiento se da cuando, al mismo tiempo, el peso uruguayo, si bien se ha estado devaluando ante el dólar, llegando a los $ 44 y monedas por dólar, sigue mas apreciada que los signos monetarios de la región y en especial de los socios del Mercosur.

La nueva caída del  valor del real se produjo pese a que, en la víspera, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, anunció un  paquete de contención de gastos tan esperado por el mercado, con el que pretende generar un ahorro de 70 billones de reales en los próximos dos años, lo que demuestra que el intento por ganar credibilidad ante los mercados, al menos por ahora, resultó frustrado.

Esta situación nos retrotrae a décadas pasadas, cuando Brasil devaluó y nuestro país en ese momento bajo  la segunda presidencia del Dr. Julio Ma. Sanguinetti ( 1995-2000), basando en  que el país, poseía un fuerte plaza financiera nacional, con base  de colocaciones principalmente de inversores argentinos y de diversas nacionalidades, podría resistir ese inesperado traspié de la economía brasileña, sumándose a la especulación de que el “país continente de América del Sur, podría reponerse en corto plazo. A ello, se apostó – erróneamente se vería después – a que dicho camino de devaluaciones, también seria resistido por Argentina. Pero, todo salio exactamente al revés. Al devaluar Brasil, las exportaciones industriales de Argentina, se cayeron y los efectos en su economía se sintieron en forma inmediata. Argentina se complicó, se armó el famoso “corralito” lo que generó el espanto  en inversores y primeros, se dio la caída del sistema financiero argentino y poco después, con Lanata “ayudando”, al anunciar que Uruguay también implantaría un corralito, generó el pánico, y una imparable corrida llevó al quiebre del sistema financiero-bancario uruguayo, ya bajo el gobierno del Dr. Jorge Batlle, a lo que se agregaron lo que alguien sabiamente denominó “las siete plagas”. La historia es reciente y dolorosa y todos la recordamos.

Tener en cuenta ese pasado, y entender que con esta situación que se inicia en Brasil , podría replicar en el nuestro, no esta demás tenerlo en cuenta y por lo tanto, ir tomando las medidas del caso. Máxime, cuando es notorio que el valor del dólar en nuestra plaza, toma como referencia el valor que alcanza en el mercado de Brasil. También importa, tener en cuenta que turismo y corridas de compras de uruguayos a territorio brasileño, por la gran diferencia de precio que se esta generando, ya se están dando. Por lo que seguramente, vamos a enfrentar una situaciòn como la vivida con Argentina con los gobiernos “K” en retirada y su economía destrozada.

Es entender, que vamos a enfrentar un escenario complicado para el país y su economía, y que el gobierno de Yamandú Orsi enfrentará de arranque nomás, un escenario muy complicado y con efectos y repercusiones nada deseables y donde se verá, si el gobierno del FA se sabe manejar. Porque durante los 15 años de sus tres primeros y consecutivos gobiernos, vivió una coyuntura histórica por lo favorable que les facilitó ser exitosos, pese a los derroches y malos manejos de millones de dólares en fracasados proyectos.

Ahora, todo apunta a que deberán manejarse en medio de una dura tempestad, porque  recordemos que tanto Brasil como Argentina, tradicionalmente se manejan por su propia y prioritaria conveniencia y nosotros somo una pequeña hoja en medio de una tormenta, que agita a los dos gigantes que nos rodean. Ambos evidentemente complicados, porque esta situación, podría frenar también a la incipiente recuperación argentina. Entenderlo, no es ser alarmista, sino realista. Máxime, cuando al frente del país, no tenemos un equipo de políticos como Jorge Batlle y Alejandro Atchugarry, con sus contactos, visiones y condiciones. Al menos así, lo veo yo.

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