La Coalición Republicana llegó a Salto para quedarse, esta condenada a tener éxito en el gobierno departamental encabezado por Carlos Albisu. No está en discusión el mecanismo y la modalidad de ejercer el poder ejecutivo y legislativo, está en la mira la puesta en marcha de la herramienta en todo el país para el próximo ciclo eleccionario. Salto no puede fallar. La conjunción de blancos y colorados es inevitable y deberán coordinar las acciones para llevar adelante la intendencia.

Es una experiencia nueva, lo fue también a nivel nacional en el anterior período, y se va a hacer “camino al andar”, no exenta de dificultades y contratiempos pero al final se llegará a buen puerto.

Desde luego que Carlos Albisu no es Luis Lacalle y que Marcelo Malaquina no es Julio M. Sanguinetti para armar en forma viable el rompecabezas de la Coalición Republicana de Salto, pero comienzo tienen las cosas y hay antecedentes fuertes en el pasado reciente de acuerdos firmes y duraderos entre colorados y blancos en el gobierno de Germán Coutinho. En aquel entonces Albisu fue miembro del Gabinete colorado junto a otros connotados nacionalistas como Fulvio Gutierrez, Gustavo Varela, Eduardo Minutti, entre otros. Claramente una proto coalición, una visión de futuro puesta en marcha anticipadamente que duró toda la administración con efectos tanto en el ejecutivo como en el legislativo. En esta oportunidad el acuerdo electoral y programático de los partidos tradicionales se concretó y formalizó en forma previa a las elecciones de mayo pasado a través de la Coalición Republicana. Incluso hay otros partidos  involucrados en la operación política realizada que también integran el nuevo movimiento político.

El sublema ganador de la Coalición Republicana de Carlos Albisu esta integrado por varias listas blancas y también coloradas. El otro sector  con un importante caudal electoral fue encabezado por Marcelo Malaquina e integrado por listas coloradas y también blancas. Hay varios líderes de los sectores de ambos lados, los diputados Constenla y De Brum son importantes a la interna de sus partidos, tienen varios ediles en su entorno, de igual manera otros dirigentes como María E. Taruselli, Francisco Blardoni, Pablo Perna y Vamos Salto, el grupo del ex intendente Coutinho. En ediles concretamente, el sublema Albisu tiene 13, doce de las listas blancas (aunque hay colorados entre los curules suplentes respectivos) y un colorado de Vamos Salto. Por otro lado el de Malaquina con 5, dos integrantes de la 85 de Horacio de Brum, uno del sector liderado por Pablo Perna y dos que responden a Marcelo Malaquina.

Carlos Albisu deberá hablar con todos y así lo esta haciendo para conformar el gobierno departamental, designar a los colaboradores partidarios y sectoriales. La lista es larga, son muchos nenes para pocos trompos y además las circunstancias económicas no son las mejores, seguramente las negociaciones se harán en la más estricta austeridad republicana, no hay margen para farándula y fanfarrias, es decir solo cargos para dorar la píldora.

Hay gente que ya se habrá hablado y estaría todo arreglado. Otros que se están hablando en este momento y no se prevén problemas. Y finalmente habrá dirigentes que serán hablados en breve cuando Albisu regrese de su viaje a Israel, sobre el fin de semana próximo. Todos serán hablados, unos primero y otros después y el tenor de las conversaciones en principio no será otro que la distribución de los miembros del Gabinete Municipal y otros cargos de confianza en la administración que garanticen y consoliden la Coalición Republicana.

Es probable  que no se conforme a todos en la medida de las expectativas de cada uno de los actores políticos, pero es lo que hay arriba de la mesa y deberá ser suficiente para echarse a andar sin decepcionar al inmenso electorado que dio un voto de confianza a la Coalición Republicana. El pueblo de Salto está mirando y el Uruguay también.