El fin del año siempre es una invitación a la reflexión, y el 2024 no es la excepción. Los salteños hemos atravesado un período cargado de altibajos, tanto en lo personal como en lo colectivo. Es momento de evaluar lo bueno, lo regular y lo malo, con la esperanza intacta de que el 2025 sea un año mejor.

En el horizonte del nuevo año, marzo se presenta como un momento crucial: el cambio de gobierno a nivel nacional renueva las expectativas de mejora, sin importar las preferencias partidarias. En este contexto, también será clave nuestra responsabilidad como ciudadanos al elegir un nuevo gobierno departamental. Con un llamado a priorizar una gestión más constructiva y dinámica, capaz de superar las divisiones político-partidarias que tantas veces han obstaculizado el progreso.

Independientemente de quién asuma las riendas del gobierno, el compromiso debe centrarse en una administración que priorice las necesidades básicas y el desarrollo integral del departamento. La infraestructura urbana de Salto necesita atención urgente: nuestras calles requieren mejoras, y es imperativo atraer inversiones que generen empleo, algo indispensable en el contexto actual.

El turismo, una de nuestras mayores fortalezas, también demanda renovación. La rehabilitación del hotel municipal de Arapey, la cobertura de las piscinas en las termas del Daymán y la reapertura de museos cerrados por demasiado tiempo son tareas ineludibles. Además, el parque Harriague y el espacio que antes ocupaba el zoológico deben encontrar un destino real y funcional, que beneficie tanto a los habitantes como a los visitantes.

El Norte uruguayo sigue enfrentando una postergación histórica que alimenta la emigración interna y refuerza un centralismo egoísta concentrado en Montevideo, el área metropolitana y el Este del país. Es fundamental que el nuevo gobierno adopte políticas de crecimiento y desarrollo que atiendan esta realidad. Salto tiene el potencial para liderar un cambio significativo: nuestras producciones ganaderas, agrícolas y citrícolas, junto con la inversión extranjera, nos colocan en una posición privilegiada. Ejemplos como el desempleo cero en Villa Constitución muestran lo que se puede lograr con una buena planificación.

Sin embargo, el crecimiento también trae desafíos. El aumento de la inseguridad, las personas en situación de calle y el incremento en el consumo de drogas son problemas que requieren atención inmediata. Aunque las soluciones no sean sencillas, ignorarlos no es una opción.

Para enfrentar estos desafíos, es esencial recordar que los recursos siempre son limitados y que gobernar implica saber administrar en base a prioridades. Esto significa atender lo urgente, sin perder de vista lo importante y planificando con visión de mediano y largo plazo. Dar continuidad a las políticas de Estado que funcionan y corregir lo que no lo hace es un signo de madurez política que debemos exigir a nuestros gobernantes. También es fundamental dejar atrás los privilegios injustificados y entender que los dineros públicos son recursos aportados por la gente, y como tales, deben ser cuidados y utilizados para atender las verdaderas necesidades del país. Uruguay no puede permitirse seguir siendo un país caro debido a un Estado sobredimensionado. Es urgente avanzar hacia una gestión más eficiente y productiva, capaz de responder a las demandas de la ciudadanía.

En este 2025 que comienza, corresponde otorgar un crédito de confianza a quienes asumirán la responsabilidad de gobernar. Confiamos en que tendrán la grandeza republicana necesaria para recorrer un camino positivo y constructivo, privilegiando el bienestar de todos los uruguayos. Este es un llamado a construir un país más justo, donde las diferencias ideológicas no sean un obstáculo para avanzar.

El 2025 debe ser el año en que dejemos atrás la postergación y demos paso a un desarrollo sostenible y equitativo. Salto, con su riqueza natural, humana y productiva, está listo para liderar ese cambio. Es hora de transformar las esperanzas en acciones y las promesas en realidades.

Feliz año nuevo, Salto. El futuro está en nuestras manos.