La pesca: una oportunidad para el crecimiento sostenible
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Por Jose Pedro Cardozo
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director@laprensa.com.uy
La pesca en Uruguay se encuentra en una encrucijada. Una actividad con un enorme potencial para impulsar la economía del país enfrenta importantes desafíos que han limitado su desarrollo en las últimas décadas. Sin embargo, con estrategias acertadas y voluntad política, este sector podría convertirse en un motor clave para el crecimiento, generando empleo, aumentando exportaciones y revitalizando la economía local.
En las últimas dos décadas, la pesca uruguaya ha sufrido una significativa contracción.
El sector pesquero uruguayo cerró el año con exportaciones por US$ 93,6 millones (unas 47.870 toneladas); una cifra menor a la registrada en 2023 cuando se exportaron unas 60.000 toneladas que significaron alrededor de US$ 130 millones. Se debe tener en cuenta, que el sector pesquero se divide en dos grandes bloques: captura de costa y barcos de altura. Este último registró una mejoría en sus actividades ya que tuvo importantes capturas de calamar con una alta demanda china a buen precio. En cambio, los barcos de costa reunieron pescas más tradicionales y no presentaron cambios significativos. Por otra parte, uno de los factores que influyó en la crisis pesquera fue el valor del dólar que durante el primer semestre del año se mantuvo "planchado".
Las cifras preocupantes reflejan una pérdida de competitividad y una disminución en la flota pesquera nacional, que pasó de 120 barcos industriales hace 12 años a menos de 50 en la actualidad. Este declive no solo afecta a los empleos directos, que han caído de 10.000 a 3.000, sino también a los trabajos indirectos, que se estiman en siete por cada persona embarcada.
Pese a esta realidad, los expertos coinciden en que la pesca uruguaya tiene un potencial sostenible mucho mayor al que se está explotando actualmente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proyecta una expansión global de la pesca como respuesta a la crisis alimentaria mundial, lo que coloca a Uruguay en una posición estratégica para capitalizar esta tendencia.
Especies como la merluza, el calamar, la pescadilla y la corvina dominan actualmente las exportaciones pesqueras del país. Sin embargo, hay otras especies, como la anchoita, el pez espada, el atún y el pulpo, que han dejado de ser capturadas debido a la falta de rentabilidad. Solo con la explotación sostenible de la anchoita, por ejemplo, se podrían obtener 40.000 toneladas anuales, abriendo nuevas oportunidades de exportación.
Además, la acuicultura, aunque aún incipiente en Uruguay, ya ha mostrado su potencial con la producción de caviar en Río Negro, reconocido internacionalmente por su calidad. Este es un ejemplo claro de cómo la diversificación de la actividad pesquera podría generar productos de alto valor agregado.
Entre los principales obstáculos para el crecimiento del sector se encuentran los altos costos de combustible, mano de obra, permisos, fasón y exportación. Estos factores limitan la rentabilidad y frenan la inversión necesaria para modernizar la flota y optimizar las operaciones.
A nivel normativo, se requiere una actualización de las leyes para ofrecer mayor flexibilidad y fomentar la competitividad. Asimismo, una mayor fiscalización en aguas internacionales y el fortalecimiento de los sistemas de control, como el posicionamiento satelital de los barcos, serían fundamentales para garantizar una explotación sostenible y combatir la pesca ilegal.
Uruguay también podría posicionarse como un hub de distribución regional, aprovechando su infraestructura portuaria para procesar y redistribuir productos pesqueros capturados por flotas internacionales. Esta estrategia no solo generaría ingresos adicionales, sino que también fortalecería su rol en el comercio global de productos del mar.
El desarrollo pleno de la pesca podría transformar el panorama económico del país. Según proyecciones, superar los actuales desafíos de rentabilidad permitiría incrementar las exportaciones en más de 120 millones de dólares, pasando de los 42,2 millones actuales a más de 162 millones anuales.
Esto implicaría la generación de más de 2.200 nuevos empleos directos, además de un incremento en el consumo de combustible, compras y ventas al por mayor, y mayores aportes al sistema de seguridad social.
Por todo lo señalado, la pesca representa una oportunidad única para Uruguay, no solo como fuente de ingresos y empleo, sino también como una actividad estratégica para el desarrollo sostenible. Con políticas adecuadas, inversión en infraestructura y un compromiso real por parte de los actores involucrados, el país podría aprovechar plenamente sus recursos hidrobiológicos y posicionarse como un líder regional en el sector. Es hora de que Uruguay retome el timón y explore las profundidades de su propio potencial pesquero.
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