Planteamos anteriormente varios escenarios posibles para dar vuelta la pisada de la intendencia, para salir del estado de postración de la otrora esplendorosa capital del norte del Uruguay hoy devenida en humilde ciudad del interior profundo oriental.

Destruida, triste y sin personalidad el departamento en su conjunto y la ciudad de Salto en especial debe empezar a recuperar su orgullo como referencia regional en la producción, los servicios, el comercio y la cultura, capital termal del Uruguay, de la citricultura nacional, de la hortifruticultura, de la ovinocultura, de la cepa vitivinicola tannat, del arándano y del olivo, ciudad universitaria, centro de la región de Salto Grande, enclave internacional fronterizo, circuito histórico artiguista del Éxodo del Pueblo Oriental, Campamento y cruce del Ayuí, cuna de Horacio Quiroga y Enrique Amorin, de la pantera negra Leandro Andrade, del genial Pedro Virgilio Rocha y los espectaculares Luis Suarez y Edinson Cavani. Una ciudad acorde, con una arquitectura histórica magnífica, un urbanismo desarrollado, amplias avenidas de acceso y salida, una costa sobre el litoral del Río Uruguay excepcional, complejo termal Dayman de primera línea, centro comercial moderno, espacios recreativos funcionales, equipamiento urbano adecuado y sofisticado. Una ciudad limpia, con calles urbanas y rurales en excelente estado, con barrios jardín, residenciales y privados que engalanen su entorno. Con fiestas y eventos, congresos, conferencias y festivales que destaquen el destino para turistas y residentes, que sean el motor y fuente de trabajo de la región. Ohhhhh, me desperté, estaba soñando… Pero me di cuenta que eso fuimos, nos caímos por un tiempo y estamos prontos para volver, todavía mejor que antes.

Pero la intendencia esta quebrada y en estado terminal, una plancha para flotar apenas. Un nuevo gobierno asume la tarea de la reconstrucción pero con tenedores en la mano, solo imaginación y voluntad para la hercúlea tarea que se viene.

Qué recursos y cuál financiación, cuánto cuesta la estructura de la intendencia, sirve para algo en su estado actual, es funcional a los intereses que se buscan, con cuál modalidad se hará la tarea son varias las preguntas que caen por su propio peso. La cuestión es tomar el toro por las guampas o seguir haciendo la plancha sin molestar a nadie, como aquella publicidad de antaño en la que un toro grande se paseaba por una sala repleta de cristalería fina con gracia y soltura sin romper una sola pieza.

Llegar al final más o menos remendado y entero, todo atado con alambre, no echar a nadie, pagar los salarios todos los meses, tener luz, recoger la basura, tirar la pelota para adelante, buscar la reelección por mera normalidad y continuidad, es también una elección de vida gubernamental probablemente exitosa, una tentación demasiado peligrosa, sería más de lo mismo de lo que hizo la Dinastía Lima en su legado de la década pasada. Una decepción para el electorado expectante de otro tiempo para la tierra naranjera.

El clientelismo de los empleos municipales, cientos de ellos impunemente. El mercantilismo de la política de tierras, beneficios y prebendas a cambio de la militancia y el voto. El gasto de propaganda del régimen y el costo de una dirección elefantiásica. Son millones y millones de pesos despilfarrados que deben ser redestinados e invertidos para el desarrollo de Salto. Además el departamento debería recibir un shock de inversión privada en la construcción para viviendas, de infraestructura, negocios, producción, comercios, empresas, logísticas y turísticas, que generen actividad económica y fuentes de empleo para los salteños. El intendente electo al día siguiente de ser electo viajó a Montevideo a encontrarse con empresarios interesados en invertir en Salto. Todo dicho...