Venezuela y la democracia importan…
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Por Mario Kroeff Devincenzi
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mkroeff@laprensa.com.uy
El presidente Luis A. Lacalle Pou recibió al presidente electo de Venezuela Edmundo Gonzales Urrutia de paso por Uruguay en gira previa a la frustrada toma de juramento de asunción en Caracas, Venezuela. Yamandu Orsi, a su vez presidente electo uruguayo, que asumirá el poder el próximo 1° de marzo, no le interesó reunirse con el venezolano en camino de regreso a su patria. Ahora, la Comisión Permanente del Parlamento, fue citada para tratar la lamentable situación del país caribeño, y los legisladores de la oposición (en breve oficialistas), se han mostrado molestos o incomodos en votar cualquier declaración en contra de la dictadura de Venezuela y su presidente de facto, Nicolás Maduro.
Listo, presidente electo en particular y el Frente Amplio en toman partido por el chavismo venezolano y señalan inequívocamente su solidaridad con el régimen de terror y en contra del reprimido pueblo caribeño. No es solo una declaración protocolar sino de principios sobre la democracia, la justicia y los derechos humanos, sobre todo con un presidente electo integrante del MPP y con una fuerte impronta tupamara.
El Partido Comunista del Uruguay, a diferencia de sus colegas venezolanos, defiende a la dictadura de Nicolás Maduro. El camarada Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT viajó a Caracas y lo saludó personal y efusivamente trasmitiéndoles los respetos del pueblo uruguayo (sic). En realidad, ellos no creen en el sistema democrático formal burgués, ni en los valores republicanos y en la separación de poderes, les importa un comino que Maduro hay ganado las elecciones de una manera fraudulenta, porque así también las ganan en Cuba y Nicaragua para sostener las revoluciones sangrientas en curso, y no pasa nada.
Ellos piensan por lo contrario que Maduro es un héroe, un libertador del imperialismo y el capitalismo fascistas que intentan doblegar a Venezuela y se expanden a toda Latinoamérica y el mundo. Ellos creen lo mismo del presidente de cuba, Miguel Díaz-Canel, del sandinista nicaragüense Daniel Ortega, entre otras carmelitas descalzas del progresismo mundial… hay otros igualmente lamentables.
Y bueno, como los comunistas uruguayos son tan chavistas como maduristas, entonces, el gobierno electo, a días de asumir el control de la República, no quiere problema alguno ni discusión grave en el bloque oficialista, una grieta o resquebrajamiento que ya se note visiblemente al comienzo de la administración. Recién empezamos, tenemos 5 años por delante y ya vemos cosas increíblemente peligrosas, además del presidente Orsi se muestra dócil y complaciente a los requerimientos de sus aliados más inmediatos que son el PC uruguayo entre otros radicales. Se sabe que el no tiene una buena impresión ni de Maduro ni de su régimen, pero, como se dice… donde manda capitán no manda marinero.
Alguna gente se pregunta porque importa tanto Venezuela, que nos preocupa de lo que pasa en aquel país.
Primero porque son hermanos latinoamericanos, que nos ayudaron grandemente en épocas de nuestra propia dictadura, recibiendo a miles de compatriotas que buscaban refugio en una verdadera democracia de Carlos Andrés Pérez. Uno de los episodios más sonados de la dictadura uruguaya fue el de Elena Quinteros, hija de la Tota Quinteros, que fue apresada por el ejército en los jardines de la embajada venezolana instalada en Montevideo, en plena violación de la soberanía venezolana del área donde sucedieron los hechos. Un acontecimiento que sirvió de símbolo y protesta de la conducta de los dictadores uruguayos, violatoria de derecho nacional e internacional, y que tuvo a Venezuela como el paladín contra la dictadura en Uruguay.
En segundo lugar porque es de orden vigilar, defender y promover la democracia, la república, el respeto a los derechos humanos y la ley en todos los países del mundo pero mucho más de los que están aquí cerca, si es un país miembro del Mercosur, si está al lado de nosotros, que tiene un mismo tronco común, hispánico y bolivariano, si son hermanos que merecen nuestra consideración y respeto en el ejercicio de sus derechos humanos y constitucionales. ¡No se puede mirar para el costado...!
Finalmente, en Venezuela ya hace mucho tiempo hay elecciones fraudulentas, ya empezaron con Hugo Chávez en vida y luego siguieron en tres oportunidades con Nicolás Maduro, primero con Henrique Capriles, luego con Juan Guaidó y después con Edmundo González Urrutia. Tiene a los poderes del Estado totalmente postrados a sus intereses y objetivos, el Tribunal Electoral, la Corte de Justicia, la Fiscalía General, el Parlamento Nacional, la Policía y el Ejército Nacional. Tiene censurados y amordazados a los grandes medios de comunicación, miles de presos políticos en las cárceles, cientos de torturados y muertos en más de 20 años de régimen de facto y autoritario. Ha puesto al país de rodillas y en la ruina, un discurso oficial monopólico y populista, se trata de un narco estado floreciente, tiene más de 8 millones de venezolanos que marcharon al exilio. ¿Acaso no nos preocupa para nada la posibilidad que los uruguayos podríamos tener el mismo destino, o similar? Aunque más no sea por contagio de cercanía, por citar un solo ejemplo el movimiento tupamaro se levantó en armas en Uruguay para imitar el pensamiento y la acción de la revolución cubana, del mayo francés, de los movimientos de liberación latinoamericanos… ¿y?
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