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Don Bosco

Si hablamos de Don Bosco, corresponde citar la propia experiencia que uno recibió, porque yo vine al Colegio Salesiano a los 4 años y como mi padre había sido ex alumno, ya me contaba sus vivencias en la época del padre Aschieri con quien se confesó por primera vez, o del padre Spada, que fue párroco, e iba a visitar a la quinta de la Colonia donde vivíamos y a comer en familia con nosotros. Entonces los salesianos, y la vida salesiana estuvieron presentes desde siempre. No fue solo lo que estudiamos sobre su vida, sino lo que uno recibió desde niño de los maestros, como es el caso del maestro Savio, o de los curas como el padre Victorio, Di Donato, Luis Massarino, Gemello, y otros.

En Seminario, yo empecé a estudiar lo que yo ya había recibido

Lo mismo desde el punto de vista de la fe. Yo siempre digo que los valores más importantes de la fe los recibí de mi familia: el amor a la vida, el respeto a la vida desde su concepción hasta el último suspiro en este mundo, temas tan delicados que se debaten actualmente como el aborto y la eutanasia.

El colegio salesiano y la familia

Todo eso yo no lo recibí en el colegio salesiano. Lo recibí de mi familia. Después se confirma en la catequesis y en el mensaje de la iglesia o del evangelio.  Entonces, también en los otros aspectos me pasó lo mismo. Como yo vine de niño al colegio salesiano, recibí la espiritualidad de Don Bosco y después la estudié y luego la vi en las obras: talleres Don Bosco, Tacurú, la obra social en Montevideo con los más pobres por excelencia, o el Colegio Pío en Lezica con el santuario María Auxiliadora, o en el campo con la Escuela Agrícola Jackson (actualmente cerrada), o la obra Benigno Paiva en Durazno con 60 niños del campo.

Es decir que, después que conoces el despliegue de la obra vas confirmando el amor a Don Bosco y el corazón oratoriano que le llamamos nosotros, que es el tema central, estar cerca de los jóvenes, gustar lo que ellos gustan, para que ellos gusten lo que nosotros gustamos. O sea, querer y amar lo que ellos gustan en el mundo, para que ellos reciban la enseñanza y los valores que quieren transmitir los educadores salesianos.

No solo en el aula sino en el patio

Y el corazón del oratorio es la presencia. Es estar en medio del patio. Eso no lo vimos solo en el aula con el profesor o el salesiano, o al cura o al maestro, sino que lo vimos en el patio. Y allí se desarrolla toda la espiritualidad: escuela, casa, patria y parroquia. Esos son 4 lugares que son el sentido de la espiritualidad salesiana, el espíritu de familia.

La ordenación

La noche anterior a mi primera misa fue la ordenación en el Club Universitario, porque íbamos a hacerla en el patio del Colegio y llovió. Entonces, el padre Irureta, el padre Victorio y mi padre, que había sido jugador de futbol en Universitario dijeron “nos vamos para la U”. Así que el día anterior se trasladó todo para el gimnasio cerrado de Universitario, donde hubo que armar todo, el altar, el estrado… Vino Monseñor Gotardi, que era amigo de mi padre y arzobispo de Montevideo, quien me iba a ordenar.

Fue un día maravilloso

Había mucha gente-amigos, familia- que no podían creer que Daniel Silva iba a ser ordenado sacerdote. Yo estaba sorprendido, y sigo sorprendido del regalo que Dios me hizo.

La primera misa

La primera misa fue en la Parroquia del Carmen, adonde venían mis abuelos, Wenceslao y Lala, venían mis tíos, mi familia… Recientemente lo dije en un bautismo, yo no puedo creer que me toque ser párroco del Carmen. Todavía hoy se me caen las medias pensando en eso. Nuestra familia, como todas, no es santa, pero con una fidelidad a la fe y a Dios que a mí me ha ayudado muchísimo. Así que recuerdo esa primera misa hace 27 años con mucha emoción, rodeado de mi familia, los amigos y la comunidad, porque fue uno de los regalos más grandes que Dios me hizo. (Continuará)

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