
4ª Edición del Bailarín Folclórico /
Festival solidario reunió a la comunidad y dejó planteado un reclamo
El 4º Festival del Bailarín Folclórico se llevó a cabo este sábado en la noche en el magnífico salón de eventos del Colegio María Auxiliadora. La actividad, que reunió a varios grupos de danza y un público numeroso, tuvo como finalidad colaborar con el Colegio Inmaculada, que actualmente comparte instalaciones con María Auxiliadora. La profesora Roxana Cabrera, una de las impulsoras de la iniciativa, señaló a La Prensa que el festival fue “muy bueno, un éxito, se fueron todos muy contentos. Fue dinámico y muy entretenido como lo habíamos previsto”. La noche se vivió con gran entusiasmo. Familias, jóvenes y adultos se acercaron para disfrutar de las distintas propuestas folclóricas que pasaron por el escenario, en un ambiente de solidaridad y encuentro.
Presencia de autoridades culturales
Un aspecto especialmente destacado fue la presencia permanente del Director de Cultura, Pablo Bonet, quien acompañó toda la actividad. Según Cabrera, Bonet “estaba encantadísimo, se sorprendió de la cantidad de gente que había, de todos los grupos que participaron, y estaba muy conforme con lo que vio”. Para los organizadores, este respaldo institucional resulta valioso, ya que posiciona al festival como una actividad cultural de referencia dentro del calendario comunitario.
Reclamo por el costo de Agadu
No obstante, más allá de la satisfacción por lo artístico y lo humano, desde la organización surgió un reclamo que opacó parcialmente el balance positivo: el costo que implican los aportes a la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu). “Se llevan gran parte de la recaudación y eso te mata”, dijeron a La Prensa. La particularidad de este festival fue que la entrada era voluntaria: cada asistente aportaba lo que quisiera, lo que redujo de por sí la recaudación. A ello se sumó que la venta de refrescos no dejó un margen alto de ganancia. En consecuencia, el monto destinado a Agadu, proporcional a la concurrencia y a la música utilizada, impactó de manera sensible en los fondos que se buscaban reunir para el colegio.
Un reflejo de la realidad educativa
La situación pone de relieve las dificultades que atraviesan muchos colegios privados de Salto, que en la actualidad no pasan por un buen momento económico y deben recurrir a iniciativas solidarias para sostener sus proyectos. Más allá de las limitaciones financieras, el festival cumplió con su objetivo principal: convocar a la comunidad en torno a la danza folclórica y reafirmar la importancia de trabajar unidos por la educación.
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