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Leticia Gabriela Arruguetti es mamá, jefa de hogar y vive una pesadilla que parece no tener fin. Desde hace tiempo, sufre una y otra vez los robos de una misma persona que le roba repetidamente de su vehículo de reparto, a plena luz del día y delante de vecinos que sólo miran sin ayudar. Esta situación no es ninguna exageración: asegura que ese hombre ya la robó al menos diez veces. A pesar de las múltiples denuncias que ha realizado ante la justicia, la respuesta ha sido insuficiente. La policía lo arresta, pero la jueza le impone solo medidas cautelares de dos meses. Mientras tanto, este ladrón sigue pasando por la zona como si nada, burlándose de todos y dejando a Leticia y su familia desprotegidos.

“Cuando llamo a la policía, él se va”, dice Leticia, quien lamenta que, aunque una vez la policía lo atrapó frente a su casa, solo le advirtieron que no se acerque, pero no lo arrestaron. La inseguridad se siente peor porque Leticia vive con sus cuatro hijos sola, una condición que cree que la hace blanco fácil para los delincuentes.

Cerraduras rotas

El robo más reciente ocurrió cuando ella y sus hijos llegaban cansados del trabajo. La camioneta estaba estacionada en su domicilio, en Enrique Amorín casi Avenida Gautrón, un lugar donde no puede meterla adentro durante el día porque debe dejar espacio libre para el acceso al local que atiende. “La camioneta tiene las cerraduras arregladas varias veces por los robos”, aclara. Incluso sus rejas de dos metros han sido saltadas y violentadas por ladrones.

Rondas policiales

Leticia comparte preocupación por la falta de rondas policiales en la zona, especialmente en las calles cercanas a Avenida Paraguay, donde reside. Calcula que el problema no es solo de ella, sino de varios vecinos que pagan impuestos y que deberían recibir mayor seguridad. Sin embargo, comenta que otros vecinos que viven con hombres armados no han sido molestados y cree que por eso ella es víctima constante: “Me agarraron de blanco”.

"Pérdidas materiales y desgaste emocional"

Además de las pérdidas materiales, Leticia habla del desgaste emocional. Después de separarse, lucha hace dos años por salir adelante y esta situación la tiene “totalmente cansada”. Su reclamo no es solo por ella sino para que ninguna otra familia tenga que vivir esta angustia.

Penas leves... y vuelven

Aunque reconoce que la policía ha actuado correctamente cuando ha intervenido, critica a la justicia y las penas leves que reciben los ladrones, lo que provoca que se sientan libres para continuar. Leticia pide atención a los poderes públicos para mejorar la seguridad, aumentar la presencia policial y sancionar con firmeza a quienes afectan la tranquilidad de los vecinos. Mientras tanto, esta madre sigue cuidando a sus hijos y trabajando duro, esperando que algún día terminen los robos que tanto daño le hacen.

Vivir sin miedo

Esta historia muestra una realidad que viven  familias en Salto y que reclama cambios urgentes para que todas las personas puedan vivir sin miedo a ser víctimas de la delincuencia.

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